No crean mis contradictorios lectores, en estas fechas, que deben ser de paz, amor, fraternidad y alegría, que me resulta fácil escribir sobre temas que no son cercanos a la Navidad y que contribuyen, de alguna manera, a poner más angustia en nuestros atribulados corazones. Sin embargo, lo considero un tema de responsabilidad.
Muchos lectores me cuentan de sus preocupaciones. Algunos se me acercan para pedir explicaciones sobre mi cambio ideológico. Siento una profunda congoja cuando veo la decepción en los ojos y las caras de la gente en la calle, al descubrir, con horror, las mentiras y falsedades que el gobierno, asesorado por comunistas estalinistas, quiere vendernos como bueno. Esta semana recibimos dos muy malas noticias: la juez encargada de dar libertad a Leopoldo López, una vez más se la negó, violentando las normas internacionales. También a María Corina, la quieren enredar en un supuesto plan de magnicidio.
Por fortuna, los venezolanos han perdido la ingenuidad, y lo han asumido: este es un gobierno embustero, capaz de decir cualquier cosa para ocultar la verdad.
Sin embargo, volvamos a lo que ocasiona esta crónica. Escrito en varias oportunidades, insisten en preguntar y vuelvo a explicar. Recuérdese, además de periodista, soy docente y quiero, en lo posible, dejar alguna enseñanza.
Estando en Beijin, para corresponder con las múltiples atenciones de los colegas de la Agencia Xinjua, decidimos, Adolfo Herrera y quien escribe, dictar algunas conferencias que fueran de interés para los colegas presentes. Surge, entonces, la definición de lo que entienden por periodismo: “El periodismo es una actividad de propaganda de la nueva ideología marxismo leninismo pensamiento de Mao. El periodista es un propagandista de esa ideología y tiene la obligación de re- educar a las masas”. El periodismo de la manera como lo entendemos: informativo, imparcial, veraz y oportuno, no se puede dar en un régimen de corte comunista.
Por eso estuve en contra de éste régimen, cuando el 27 de noviembre de 1992, escuché a un vocero de los golpistas, Kleber Ramírez Rojas, pedir a los cerros que bajaran para acabar con los “ricos”. Escribí en diversos medios sobre esto a lo largo de muchos años. Mucha gente no lo creyó. Venezuela hoy resulta ser el segundo país en mundo con los periodistas más amenazados, esto acompañado de la hegemonía comunicacional.