Exequíades Chirinos: Bienvenido 2015

Exequíades Chirinos: Bienvenido 2015

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Aunque de antemano sabemos que el próximo año 2015 será peor que este 2014 próximo a fenecer en muy pocas horas (¡y valga Dios que quizás no haya nada peor!), los venezolanos esperamos con ansias el nuevo año.

Con gusto le damos la bienvenida al 2015 porque será un año donde todas las circunstancias seguirán alineándose a favor de las fuerzas democráticas del país y en contra de Maduro, su decadente equipo de gobierno y ese socialismo trasnochado.





El 2015 será un tiempo de grandes expectativas porque Nicolás Maduro y su élite de enchufaos huelen a derrota anunciada que necesariamente hay que construir con un solo ingrediente: unidad política y electoral para enfrentar el reto de los comicios parlamentarios los cuales se constituyen en la ventana, en ese oxígeno necesario que requiere con urgencia la democracia venezolana.

Pero nada será fácil si desde ahora no logramos avizorar la estrategia del madurismo y de Diosdado Cabello quienes, juntos, intentarán a todas luces preservar el poder aún a costa de las necesidades de los venezolanos, especialmente de aquellos más humildes.

En primer término, bajo la tesis de quien divide logra vencer al adversario, el oficialismo intentará sembrar el odio, el resquemor y la división en el sector de la oposición y obviamente usará todos los recursos disponibles, desde cargos hasta dinero en su intento, tal como hizo en anteriores oportunidades con algunos supuestos dirigentes de la oposición quienes en las primeras de cambio saltaron la talanquera en la Asamblea Nacional o en la escena nacional. Verbigracia, solo para recordar algunos nombres: Hermman Escarrá y William Ojeda.

En segundo término, aprovechar la crisis para crear más crisis que evidentemente parte de la hipótesis de que concentraría la mayor parte de la atención de las familias venezolanas con posibilidad de que obviaran participar en la justa electoral.

En 1999 el gobierno del presidente Hugo Chávez aprovechó al máximo la tragedia de Vargas, el deslave, para ganar por una altísima diferencia la votación sobre la Constitución Nacional, así que nada extraño tendría que en alguna de las crisis (porque se esperan varias en el 2015) se montara el gobierno de Maduro.

Y, en tercer término, para resumir solo tres de los posibles escenarios del madurismo-diosdadismo, exacerbar el nacionalismo a fin de crear una situación anómala que sirva de gran excusa para decretar el Estado de Excepción o de Conmoción Interna que permita asumir todo el poder en la presidencia y cambiar las reglas del juego democrático, esto es, aplazar las elecciones parlamentarias.

Esta última estrategia de usar el nacionalismo es propia de las dictaduras que en momentos de crisis apelan al sentimiento nacional para convocar, entre otras opciones, la guerra, como ocurrió con el conflicto de Las Malvinas, en 1982, en la Argentina. De allí que es una salida compleja y peligrosa para cualquier mandatario.

Mientras el madurismo-cabellismo busca como ganar oxígeno y mantenerse en el poder con un precio del barril de petróleo sumamente bajo y con más del 70 por ciento de la población en contra, las fuerzas de la oposición necesariamente deben ocuparse de solidificar la unidad a través de las opciones concertadas más idóneas.

Es un mandato en términos imperativos de la gente de a pie sometida por el gobierno nacional a situaciones verdaderamente denigrantes como esa de marcar a las personas para comprar alimentos.

La unidad es vital para alcanzar el Poder Legislativo, una instancia de poder que permite controlar al Poder Ejecutivo, es decir, a Maduro y sus enchufaos quienes usan con total desparpajo los recursos del Estado, como el caso de la niñera de Elías Jaua, viajera VIP en los aviones de Pdvsa.

Pero además, el Poder Legislativo, expresado en la Asamblea Nacional, serviría para eliminar el estado de sometimiento del país respecto al régimen cubano, dada que actualmente nuestra libertad está cada día más controlada desde La Habana.

Los venezolanos necesitamos con urgencia romper ese lazo perverso entre Maduro y Raúl Castro y el mecanismo idóneo es a través de la AN con una mayoría democrática superior, indiscutible y capaz de recuperar una Venezuela para los venezolanos, sin injerencia externa.

Por ello, pese a todos los números de la economía en rojo, el próximo año 2015 nos depara un gran reto: Unirnos para reconquistar Venezuela por la vía institucional y democrática. Feliz Navidad.

@exequiades