Sierra Leona pide cambiar ritos funerarios por el ébola

Sierra Leona pide cambiar ritos funerarios por el ébola

EBOLA-ENTIERROS PELIGROSOS

El anuncio de radio es escalofriante y contundente: “Si muero, quiero que los decesos se detengan conmigo”. El doctor Desmond Williams continúa: “Quiero darle a mi familia el permiso para solicitar un entierro médico, seguro y digno para mí”.

El anuncio forma parte de una campaña para instar a la gente de Sierra Leona a abandonar las prácticas funerarias tradicionales, como cuando los familiares tocan o lavan a los cadáveres, las cuales están impulsando la propagación del ébola en el país de África occidental.

El ébola ha matado a más de 2.000 personas en Sierra Leona y los entierros inseguros podrían ser los responsables de hasta el 70% de las nuevas infecciones, según los expertos.

Las autoridades están recurriendo a medidas cada vez más desesperadas para reducir los entierros tradicionales en Sierra Leona, donde el ébola se está extendiendo más rápido. El responsable de la emergencia el país incluso ha amenazado con encarcelar a la gente que prepare los cadáveres de sus seres queridos.

Williams, un médico de sierraleonés-estadounidense que trabaja para los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, salió en los anuncios de radio el mes pasado como parte de los esfuerzos para hacer que la gente se aleje de las prácticas funerarias peligrosas.

Pero las viejas costumbres son difíciles de romper. Muchos creen que un entierro tradicional es necesario para asegurarse de que los muertos no vuelvan a rondar entre los vivos. Los funerales son importantes acontecimientos sociales en los tres países más afectados por el ébola, Sierra Leona, Liberia y Guinea. La gente a menudo viaja grandes distancias para asistir y la costumbre es que los cadáveres sean lavados y vestidos por familiares o amigos.

Por desgracia, estas prácticas son el caldo de cultivo perfecto para el letal virus: los cuerpos de las víctimas pueden ser hasta 10 veces más infecciosos que las personas vivas, según la Federación Internacional de la Cruz Roja.
AP

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