El primer sorprendido con el anuncio de Obama y Raúl fue Maduro. El día anterior, Raúl le había mandado el guion para que atacara al imperio por las sanciones impuestas a sus funcionarios y se desmadró como un loco furioso en su discurso del pasado 15 de diciembre. Al día siguiente, ante el hecho histórico de impacto mundial, se quedó con los ojos claros y sin vista, sin pito y sin flauta. Cilia solo gritó “traidores” cuando vio a Raúl en su alocución anunciando la apertura con Obama. Desde el miércoles han llamado por teléfono a Raúl Castro y hasta el sábado no le había contestado, tuvieron que anunciar que irían personalmente a Cuba y enseguida Raúl dio unas declaraciones en contra de las sanciones estadounidenses a funcionarios venezolanos para calmarlos, pero fue un saludo a la bandera para continuar raspando la olla. Lo que está muy claro es que no podrán contar con Raúl para defenderlos en caso de una salida forzosa provocada por un estallido social o ser obligados a renunciar. Cuidado les niegan asilo político cuando tengan que salir corriendo, porque Raúl no quiere más problemas con los gringos y está claro quien tiene ahora el liderazgo regional que Venezuela perdió en manos de Maduro.
Tic tac
La semana pasada se reunió el Alto Mando Militar para analizar el efecto del salto de talanquera de Raúl Castro en el oficialismo y coincidieron en el debilitamiento de Maduro, lo cual favorece la reelección de Diosdado Cabello en la Asamblea Nacional, quien sería el presidente constitucional hasta unas nuevas elecciones, si se produce la salida de Maduro. El Alto Mando también analizó mi columna de la semana pasada “No pasa de febrero”; algunos opinaron que no llegará a esa fecha -como muestra, este lunes los tupamaros y colectivos evitaron saqueos en Catia-, los militares quieren evitar un Caracazo y la única vía para impedirlo será presionar por la renuncia pacífica de Maduro. Aprovecharán la calma navideña para replantearlo. Esta saga continuará en 2015. ¡Feliz Navidad!