Juan Pablo Guanipa, coordinador de Primero Justicia en el Zulia, manifestó que los maestros tienen derecho a exigir trabajar en mejores un ambiente mejor. “Los maestros quieren exigir que Fundaeduca culmine el colegio y por miedo a perder su trabajo no hablan y se calan trabajar en condiciones que no son buenas para nadie”.
Desde hace seis años, al menos 200 alumnos de la escuela básica estadal Profesor Jesús Ramón Borrego, ubicada en el barrio Bella Orquídea, sector Ocumare de Maracaibo reciben clases sin pupitres, sin luz y sin ventiladores. Representantes de la institución aseguran que a diario “cada niño debe traer una silla para sentarse”.
Antonia Zambrano, representante de un alumno de la institución, manifestó que de los ocho años que tiene de fundada la escuela, dos los pasaron mudándose de granja en granja hasta que decidieron habitar la infraestructura sin haber sido culminada por Fundaeduca. Seis años después la obra sigue paralizada. “Esta escuela funciona sólo por el amor y cariño que tienen las maestras a los niños, a los representantes y a la escuela. Aquí no hay ventiladores, pupitres ni agua. Nuestros hijos comen porque la comida la hacen en el preescolar Mi Mundo Infantil y las madres procesadoras cargan las ollas hasta aquí. No hay salas sanitarias, ventanas, ni puertas. No hay electricidad y las paredes no tienen ni una gota de pintura, incluso muchas ni siquiera están frisadas”.
Juan Pablo Guanipa, coordinador de Primero Justicia en el Zulia, expresó que en el lugar, docentes se negaron a declarar por miedo a que se tomen represalias en su contra. “Ninguna orden puede coartar el derecho de hablar. Aquí quieren exigir que Fundaeduca culmine el colegio y por miedo a perder su trabajo no hablan y se calan trabajar en condiciones que no son buenas para nadie. Ellas exigen trabajar en un ambiente mejor. Hacemos un llamado a la Gobernación del Estado para que los visite y recuperen un espacio que además quieren habilitar para que se abra el turno de bachillerato. Aquí hay mucho por hacer. El futuro del país se forma es aquí”.
Lili Villareal, quien tiene dos hijos estudiando en la institución, manifestó que “la escuela pareciera que no existiera en el mundo”. “Los niños no cuentan con buenas salas sanitarias, lo que les ha traído como consecuencia enfermedades. Hace poco mi hija llego a la casa y me decía que le dolía la barriga por aguantar las ganas de ir al baño. No es posible que si el Gobierno quiere sacar al país adelante estemos así. Nuestros hijos necesitan atención. Señor Presidente póngase las manos en el corazón y lo poquito que tengan, compártanlo. Esta escuela está donde está, porque muchas veces los representantes tenemos que ayudar a los maestros para que nuestros hijos no pasen tanta necesidad, pero hay cosas que se escapan de nuestras manos. Lo reto a que venga y a usted también señor Gobernador, para que vean nuestras condiciones. Si no vamos a trancar las calles o tomar medidas. Queremos solución ya, no para después”.
Villareal destacó además que la comunidad Bella Orquídea, ubicada en la parroquia Francisco Eugenio Bustamante, con más de 30 años de fundada carece de los servicios, gas, alumbrado público y asfaltado. “La falta de vialidad ha disminuido la circulación de carritos legales porque se dañan la unidades y corremos el riesgo de ser atracados con los piratas. Las calles son de arena y se nos dificulta hasta el caminar. Necesitamos red de cloacas y gas porque utilizamos bombonas. Aun con estos problemas, lo más importante para nosotros es que mejoren la escuela donde se forman nuestros hijos. Queremos mejor calidad de vida para ellos, que jueguen en una cancha en buen estado, para que no lleguen todos negros de tanto sucio que agarran en el colegio”. NP