La cifra fue lo que motivó la protesta: 80 por ciento de déficit en especialistas. Fue por ello que, durante la mañana de este martes, los médicos del Hospital Dr. Raúl Leoni Otero, de Guaiparo, se concentraron en la entrada del edificio administrativo para exigir a la directiva el ingreso de más residentes. De acuerdo con los manifestantes, la respuesta fue la llegada de médicos integrales comunitarios para esta semana, así lo informó Correo del Caroní
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“El problema es que se nos están muriendo los pacientes” sentenció Victoria Rendón, médico resiente de la especialidad de cirugía en el Hospital Raúl Leoni, de Guaiparo. Lo dijo allí, este martes en la mañana, mientras participaba en una breve protesta, junto con otros doctores, para exigir la incorporación de personal en todas las áreas.
“Se está hablando de un déficit de 20 médicos por especialidad”, indicó Rendón. Su cansancio no amilana la convicción en el reclamo: “en mi especialidad, por ejemplo, el trabajo que hacían 18 médicos lo estamos haciendo seis. Ahora hacemos guardia un día sí y un día no”, en vez de cada dos días, para atender a los pacientes.
En el Hospital Dr. Raúl Leoni el déficit de galenos alcanza el 80 por ciento. En cirugía, donde debería haber 18 residentes, solo hay seis. La respuesta de la directiva en la asamblea fue incorporar Médicos Integrales Comunitarios durante esta semana.
Los médicos del hospital cerraron el acceso al edificio administrativo, este martes en la mañana, para exigir una reunión con las autoridades del centro de salud y una “respuesta inmediata”, debido a que en diciembre “enviamos comunicados a jefatura de personal, al comité académico, porque es un hospital de posgrado” y no hubo mejoras.
Tras la protesta lograron una asamblea con todo el personal médico y las autoridades, por lo que el paso estaba liberado a media mañana. El área de emergencia no se vio comprometida.
No se dan abasto
La doctora Rendón, con tres historias clínicas en mano, llamó la atención sobre la precaria situación del hospital de Guaiparo: por falta de personal prácticamente funciona como en contingencia de guerra. “Si me llega un tiroteado tengo que meterme (a quirófano) y atenderlo, y atrás vienen tres más”, además de que “cuando sales (de quirófano), es un infierno, nadie está coordinando. Afuera está el familiar que te quiere matar y te quiere agredir porque cree que tú estás durmiendo, cuando estás es en quirófano”.