El retorno a Europa de los “combatientes extranjeros”, captados, adoctrinados y enviados a conflictos como los de Siria e Irak para luchar en nombre del yihadismo, se ha convertido en el gran desafío ante la incógnita de predecir cuándo se activarán como terroristas.
Este fenómeno y, sobre todo, las medidas para controlarlo, será uno de los temas centrales de la cumbre mundial que reunirá mañana en París a los máximos responsables de Interior de los países europeos más afectados por el terrorismo y Estados Unidos.
También asistirá a la reunión el coordinador antiterrorista de la Unión Europea y el comisario europeo de Asuntos de Interior.
Aunque las fuerzas de seguridad son muy cautelosas en cifrar cuántos yihadistas han podido volver a Europa, el ministro español del Interior, Jorge Fernández Díaz, apuntó que el número ascendería a 600 terroristas retornados a países europeos de los alrededor de 3.000 que habrían viajado a zonas de conflicto, sobre todo a Siria e Irak.
Ocho de cada diez, según informes policiales, se habrían integrado en las filas del Estado Islámico o Daesh, en pugna con Al Qaeda, la marca que durante más de dos décadas representó la principal amenaza yihadista, por hacerse con el protagonismo del terror.
En España, los servicios de Información son prudentes en ofrecer datos sobre el número de terroristas que han salido del país -Interior cifra en unos 70- y son aún más recelosas en revelar los que han podido regresar.
Se calcula, con todo, que ambas cifras son inferiores a las que maneja Francia o Bélgica donde los desplazados se cuentan por centenares.
Fuentes de la lucha antiterrorista española consultadas por Efe advierten del riesgo del retorno de estas personas, con grandes conocimientos sobre prácticas terroristas.
Su experiencia en combate es extremadamente peligrosa en caso de que vuelvan y sus intenciones son muy difíciles de predecir, aunque las fuentes consultadas tienen claro que los terroristas regresan con un oficio bien aprendido.
Ejemplo de esta “profesionalidad”, apunta una fuente de la lucha antiterrorista, ha sido el atentado perpetrado en París contra el semanario Charlie Hebdo donde los terroristas, con un buen manejo de las armas que portaban, habían marcado muy claramente sus objetivos.
Puede ser, asegura, un síntoma de un “salto cualitativo” en la forma de actuar de los terroristas que en lugar de buscar “objetivos vulnerables” -lugares como paradas de autobús, acontecimientos deportivos o centros comerciales-, se decanten por sembrar el terror en sitios o hacia personas más concretas, con atentados diseñados al milímetro.
Internet es la principal fuente de la que beben estos terroristas silenciosos que se pueden activar en cualquier momento como actores solitarios o integrados en células o en grupos mínimamente estructurados.
Controlar su vuelta puede parecer misión imposible, aunque expertos en la lucha antiterrorista no niegan que se “vigila” preventivamente a grupos o personas “sospechosas”. EFE