Leonardo Fernández: ¿Cómo acabar con las colas?

Leonardo Fernández: ¿Cómo acabar con las colas?

Muchos análisis se han hecho de la terrible crisis en todos los sectores que vive nuestro país, se nos habla de lo duro que será este año. Cuando se asume la tarea de liderar el cambio que tanto ansían los venezolanos se deben elaborar no solo críticas, sino también propuestas que sirvan marquen el rumbo a seguir para mejorar las cosas.

Es muy importante dejar siempre en claro que la responsabilidad de la terrible inflación que nos acosa y de la escasez que se hace sentir cada vez con más fuerza, es de un modelo fracasado, dogmático que intentó implantar unas medidas que en ningún país donde han sido probadas han dado como resultado otra cosa que no sea el fracaso. En artículos anteriores lo hemos explicado con mayor profundidad.

Pero ante este panorama ¿Qué hacer? ¿Está todo perdido? ¿Nos resignamos a vivir de cola en cola? La respuesta a todas estas preguntas es un contundente NO. Son muchas las medidas que se deben tomar y esbozaremos las más urgentes para revertir la situación actual.

En primer lugar es urgente reducir el déficit fiscal, y para ello es indispensable recortar el gasto público; ni un país, ni una familia ni un persona puede gastar 120 por cada 100 que le ingresan; terminará como el país endeudado y sin ahorros (las reservas internacionales están en mínimos históricos). El gobierno alega que esta medida es sinónimo de eliminar las misiones, que irónico que los “socialistas” piensen en las Misiones al oír recortes, cuando hay tanto por donde reducir el gasto público, como los Millones en propaganda oficial, miles de millones en regalos a países extranjeros, control de la corrupción por donde se va gran parte de nuestro presupuesto y pare de contar.

La independencia del BCV es un requisito indispensable para mejorar la economía, el BCV no puede seguir cubriendo los déficit tanto del gobierno como de PDVSA con impresión de dinero, como tantos analistas nos lo recuerdan esto termina solo generando una presión inflacionaria que nos ha colocado en el segundo puesto a nivel mundial porcentaje de inflación. Un Banco Central impediente y alejado de los caprichos del gobierno de turno evitaría esta situación.

La unificación cambiaria por dolorosa que pueda ser es algo que hasta el mismo gobierno (no por convicción sino porque se ve obligado) ha reconocido es necesaria, la existencia de 3 tipos de cambio oficial y uno paralelo ha convertido al dólar en palabras de Giordani en “la mercancía más barata y más preciada”. Mientras una persona pueda obtener dólares baratos y luego venderlos mucho más caros, ganando dinero sin producir ningún bien ni prestar ningún servicio, los desequilibrios de nuestra economía no finalizarán.

Eliminar los controles que asfixian nuestra economía es otra de las tareas para el cambio, si bien se debe hacer de manera gradual para evitar avivar más la inflación. Es ineludible para que florezca la iniciativa privada, el emprendimiento de nuestros ciudadanos, y las inversiones tanto nacionales como de capitales extranjeros, acabar con el excesivo control e incluso en algunos casos en monopolio por parte del Estado en todos los sectores de la economía.

Por último existe un factor fundamental, invisible pero muy presente en el comportamiento de la economía, la confianza, muchos tenemos dudas de que este gobierno pueda ya generar confianza en los mercados interno o externos; pero además hay cosas que hacen más difícil que se genere este requisito, muy difícilmente un inversionista puede confiar en un país que esconde sus cifras y que llama a ruedas de prensa (incluso con medios internacionales) para anunciar medidas y luego dice que las anunciará luego. La transparencia en las cifras y decisiones gubernamentales debe ser el objetivo.

Este es un resumen de las medidas más importantes que proponemos al país y que impulsaremos cuando el cambio que buscamos llegue. No es imposible acabar con las colas, la inflación y el desabastecimiento, mucho menos en un país rico en materias primas, tierras fértiles, pero sobre todo de un pueblo con el potencial para caminar a pasos agigantados al desarrollo y la prosperidad.

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