Por un mejor “yo 3.”‘: revisamos esas veces en las que tenernos como contacto/amigo/seguidor en cualquier red social se hace difícil y nos marcamos como objetivo de los próximos 12 meses presumir de buena etiqueta en los social media.
1. No a las vidas ideales de postal.
Celia Cruz era una fiesta pero nuestra existencia “entera” no. Facebook ha elevado exponencialmente nuestras ganas de maquillar o directamente inflar a bótox nuestra vida. Pero, como diría Pierce Hawthorne, ¡somos los más guays del mundo! ¡Chúpate esa, Facebook!
2. Furor hashtag. #quecansadoesleerasítodoelrato.
Esta clave comunicativa a la que han sucumbido desde anuncios publicitarios ha destapado a cientos de personas ansiosas por expresarse #agolpedealmohadilla, porque, por alguna razón,#cualquiercosadichaconhashtagsnosparecemásocurrenteyograciosa.
3. Proselitismo desaforado
La red social al servicio de una causa que monopoliza muros y timelines como la adopción de mascotas, la lucha de la homeopatía, militantes antitaurinos, recetas “cuquis”, etc, etc, etc… Nos referimos a los usuarios-predicadores más intransigentes, que se dedican al mitin sin endulzar sus perfiles con un vídeo de gatitos o un triste meme siquiera
4. Cháchara
Abusar de nuestros pobres contactos en redes sociales para dar rienda suelta al líder de opinión que todos llevamos dentro. Bueno, damos este buen propósito por perdido.
5. A ver, lo del Candy Crush…
Presente en la lista de propósitos desde 2010 ¿Se logrará implantar el no envío de invitaciones indeseadas antes de que Estados Unidos ratifique el protocolo de Kioto?
6. Selfi
Tan 2014, se les ocurrió a las fotos de pies en la playa y paisaje. Es hora de terminar con los selfie… dejarlo ir.
7. Página de un libro como foto de portada
Esa cita que tanto nos define. Habernos lanzado por fin a leer a Thomas Pynchon al que conocíamos sobre todo por ser ese personaje con una bolsa en la cabeza que salía de vez en cuando en Los Simpson y querer que el mundo lo sepa. Momentos en los que nos sentimos así… mejor déjalo para ti.
8. La herencia Messenger
Utilizar las redes sociales para lanzar discretos y sutiles mensajes en clave, a los que coloquialmente podríamos llamar “Indirectas”, hacia contactos con los que toda probabilidad se ha tenido, se tiene o se quiere tener una relación afectiva. Otra en la que es difícil no caer, que los accesos de ira con WiFi a mano son muy traicioneros. La actitud que buscamos es la siguiente:
9. El muro de Facebook como novela costumbrista
Se trata de una corriente contraria a la del primer punto, cuyo abuso puede provocar merecidos bloqueos y silenciamientos 3.0. Difícil que resulte interesante, trascendente y revelador para la sociedad contemporánea en la que vivimos el relato de esa gripe que no se acaba, cómo nos aburrimos en el trabajo, que se nos quemo el arroz.
10. Pornografía emocional
Nos conformamos con no llegar a esto…
11. ¡Qué tierno!
Compartir en exceso imágenes de nuestra tierna infancia da un poco de miedo y, reconozcámoslo, es buscar el “me gusta” y el halago fácil. Controlarlo un poco
12. Automegusta
Es un concepto carente de sentido. Trasladémoslo a la vida real.
13. El usuario intermitente
Dejar y volver a Facebook varias veces al trimestre. Necesita aislarse del mundanal ruido, separarse de la masa, vivir la vida real y sobre todo, hacérselo saber a todos tus contactos.
14. Sobre-exposición mediática de bebés, extensible a mascotas.
Es el mal comportamiento más perdonable, el amor nos desborda y no entendemos cómo el mundo puede sobrevivir un día sin un retrato de las últimas monerías nuestros pequeños. Pero: ¿cómo es posible que nos suene más la cara de la hija de Ivy Blue (nuestra compañera del colegio), que la de Beyoncé?
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