El Gobierno incumplió la promesa de cambiar ranchos por viviendas dignas. “Nos dijeron múdate, tumbamos tu rancho y te construimos la casa”, aseguraron los habitantes del barrio Rafael Urdaneta II en la parroquia Antonio Borjas Romero de Maracaibo. Son al menos mil familias del sector Samide los que esperan desde hace tres años la construcción de las primeras 20 casas, de las cuales sólo cuatro fueron culminadas. NP
Rosalba González, ama de casa y madre de tres hijos, levantó un rancho de latas en el que duermen sus hijos mientras llegaba la ayuda y actualmente duerme en una hamaca debajo de una mata de mango porque el espacio es muy pequeño para dormir los cuatro. “Las bases fue lo único que levantaron, dejaron en el piso el material de construcción y no lo vimos más. El barrio tienen 23 años de fundado y no cuenta con ningún servicio público, pero ahora estamos peor que antes”.
Por su parte, Randy Parra, líder comunitario, hizo un llamado a los entes gubernamentales para que atiendan sus necesidades y además denunció el desvió de los recursos del proyecto que a su juicio, se los quedan los de “cuello blanco”.
“Aquí vivimos en pobreza. Hay niños especiales y ni eso es motivo para que nos ayuden. Hago un llamado al Gobernador y al Presidente para que vengan y vean como vive una persona humilde en un rancho. Pongan mano dura al consejo comunal para que respondan por el dinero de esta construcción. Hace ya un año que no hacen nada por el proyecto y el consejo comunal no da razón de nada, sólo dicen que esperemos”.
Juan Pablo Guanipa, coordinador de Primero Justicia en el Zulia manifestó que a su juicio ésta es la realidad que se está viviendo en muchos barrios de la Maracaibo, el Zulia y toda Venezuela. “Lo que se vive aquí en Samide, es el reflejo de lo que viven las familias en cada barrio al que llegan a ilusionarlos con una casa nueva. El mecanismo que utiliza el Gobierno para hacer los proyectos habitacionales lo tienen que cambiar porque no se está logrando nada y además tiene la obligación de cumplirlo en los tiempos establecidos. Empezar y dejar el proyecto a medias produce un daño sumamente grave a cada una de las familias que tienen que someterse a vivir en esta situación extrema luego de tumbar lo poco que tenían”.
Judith Morales, afectada, enfatizó que tumbó sus dos piezas porque le prometieron entregarle su casa nueva antes de las elecciones presidenciales del 2012. “Aquí todo es pura promesa y promesa y nunca cumplen. Ya estamos cansados de esto. Hemos ido a todas las instancias y nos dicen que si van a venir a terminar, pero lo único que hacen es venir a tomar fotos y se van, pero nada que levantan la obra. Lo que ahora tenemos apenas nos da para cubrirnos y si llueve se nos mojan todas nuestras cosas”.
Morales acotó que además de la culminación del proyecto exigen ayuda para fumigar y asear la comunidad porque debido a las lluvias se han incrementado los zancudos y la maleza. “Le pedimos al gobernador que fumigue el sector porque tenemos varios vecinos con Chikungunya y dengue. Aquí no pasa el aseo ni una máquina para limpiar las calles. No hay asfaltado, alumbrado público, agua, gas ni cloacas. La inseguridad nos acosa día a día. Salimos a la calle y nos roban lo poquito que tenemos. En 23 años que tiene este barrio, no hemos recibido ayuda de ningún Gobierno y menos de una junta comunal. Nos tienen en el olvido”.