Podemos suponer que el Manual del Sepulturero traerá miles de sugerencias y consejos prácticos, todos útiles para cualquier sátrapa o dictadorzuelo que quiera destruir un país. Imaginamos algunas recomendaciones para el momento:
+ Ante las primeras señales de la crisis, usted tampoco sabrá qué hacer. Así que lo mejor será irse de viaje y llévese a toda la familia, hasta al perro. Por fortuna, no tiene que hacer colas, ni sufre las penurias que padece la población, así que disfrute y gaste mucho real. ¡No sabe cuánto le durará!
+ Usted ha destruido la economía del país y quiere profundizar la crisis, entonces ?no ofrezca seguridad a los inversionistas, ni genere confianza al sector productivo. Al contrario, siga amenazando al empresariado con expropiaciones, mantenga los controles e insista en una fantasiosa “guerra económica”. No importa que nadie le crea, esta receta es infalible: tenga la certeza que la crisis será infernal.
+ A los efectos del punto anterior, comisione a algunas figuras parlanchinas de su gobierno. Ideal que sea un alto funcionario, como el vicepresidente de la República o el presidente de la AN. Naturalmente, mientras más desprestigiado, mucho mejor?.
+ Genere en las instituciones toda la desconfianza que sea posible. Viole la constitución, elija a los poderes públicos de manera fraudulenta. Esta fórmula es infalible, nadie apuesta un centavo en un país con semejante debilidad.
+ El desconcierto es clave para ahondar una crisis. No anuncie nada o hágalo muy tarde.
+ No importa su extrema debilidad, muéstrese como una férrea dictadura. A tales fines, mantenga a los presos políticos encerrados y de ser posible, amenace diciendo que tiene muchas celdas disponibles.
+ Lo más seguro es que no haya crisis. Quizás sea un invento del capitalismo, el imperio y la oligarquía. No se rinda, repita las consignas de estos 15 años e insista en las políticas fracasadas. Siga creyendo que el pueblo es pendejo.
No sabemos si los autores lleguen a escribir el epílogo. Lo cierto es que este imaginario libro nos sirve de excusa para evidenciar la irresponsabilidad del gobierno. Su actitud, su ejecutoria solo profundizará la crisis, demostrando así que no habrá solución a los problemas del país mientras ellos ejerzan el poder. Su idea no es superar las dificultades sino que la oposición caiga en la trampa de la violencia y prolongar la agonía. Esta oscura realidad obliga a la unidad de los demócratas e inspira la lucha por un cambio en Venezuela. Es una hora difícil pero también una gran oportunidad.