Indonesia ejecutó el domingo a seis condenados por narcotráfico, uno de ellos brasileño, fusilado junto a otros cuatro extranjeros procedentes de Holanda, Vietnam, Malaui y Nigeria informó un portavoz de la fiscalía general.
El brasileño Marco Archer Cardoso Moreira, de 53 años, acusado de introducir cocaína en el país, fue fusilado en la isla de Nusa Kambangan, en la costa sur de la isla de Java, donde se encuentra una prisión de alta seguridad.
Junto a él fueron ejecutados un holandés, un nigeriano, un malauí y un indonesio. En tanto, una vietnamita fue fusilada en el distrito de Boyolali, en el centro de Java.
Los fusilamientos fueron las primeras penas capitales aplicadas bajo la presidencia de Joko Widodo, quien asumió el cargo en octubre.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dijo sentirse “consternada e indignada” por el fusilamiento, que tendría consecuencias en las relaciones bilaterales, según había indicado previamente.
Indonesia condena muy duramente el narcotráfico, con cadena perpetua como mínimo.
A pesar de las peticiones de organizaciones no gubernamentales, el nuevo presidente confirmó antes de llegar al poder que las aplicaría sin dudar, como sucede en el país desde 2013, a pesar de su aureola de reformista.
El mandatario dijo que los condenados no recibirían el perdón presidencial, ya que su país enfrenta una “emergencia” en el tema de drogas.
Rousseff había pedido telefónicamente clemencia “como jefe de Estado y como madre” a su par indonesio, a lo que Widodo replicó que todos los recursos jurídicos previstos ya fueron agotados.
“El recurso a la pena de muerte, que la sociedad mundial crecientemente condena, afecta gravemente a las relaciones entre nuestros países”, afirmó el comunicado brasileño.
Moreira, un exinstructor de vuelo de 53 años, fue condenado en 2004 por ingresar más de 13 kg de cocaína en los tubos de un ala delta.
Hay otro brasileño en la lista de espera. Rodrigo Muxfeldt Gularte, de 42 años, también preso desde hace diez años por ingresar cocaína al país, quien sería ejecutado en febrero, según publicó el diario Folha de Sao Paulo esta semana.
Rupert Abbott, director de investigaciones de Amnistía Internacional para el Sudeste asiático, dijo el domingo que las ejecuciones “representan una seria regresión” y afirmó que es un “día muy triste”.
“La nueva administración llegó al poder con la promesa de hacer que los derechos humanos sean una prioridad, pero la ejecución de seis personas va en contra de estos compromisos”, afirmó.
Abbott llamó además al gobierno a detener la veintena de ejecuciones previstas para este año.
Antes de las ejecuciones, la Unión Europea (UE) había pedido a Indonesia que no utilizara la pena capital.
La pena de muerte, es “un castigo cruel e inhumano, que no sirve como un elemento disuasorio y representa una forma inaceptable de negar la dignidad humana”, había declarado Federica Mogherini, jefe de la diplomacia europea.
Todas las ejecuciones tuvieron lugar poco antes de medianoche, informó Tony Spontana, un portavoz de la fiscalía, a la AFP.
Los condenados habían sido sentenciados a muerte entre 2000 y 2010. AFP