Cuando un ser reitera una conducta que lo caracteriza, llega a ser identificado más con tal afinidad.
Hugo Chávez fue conocido como “el asesino de la esquina de Boleros”, esto por su condición de responsable de las muertes inocentes de la rebelión del 4 de febrero y 27 de noviembre del 92.
La terca actitud en borrar la responsabilidad legal de de los involucrados por Rafael Caldera presidente en el cargo, se hizo realidad por decreto de sobreseimiento de la causa que santiguó como no realizado en la administración de justicia tales masacres: “Que no se hable más de ello”, me imagino expresaron.
El 26 de marzo de 1994 le abren las puertas del reclusorio de Yare junto a otros participantes de las asonadas.
El amigo de los santos y Papas, como por igual una lista de firmantes pidiendo clemencia para los levantados en armas, acompañados de burócratas gubernamentales que hoy cacarean su antichavismo pero que en su momento guardaron silencio, se sintieron reconfortados.
Todos ellos se olvidaron de los padres, esposas e hijos de los civiles y soldados asesinados. Nadie levantó su voz por compensar a los desposeídos, hasta el día de hoy, incluyendo los inculpados.
Disminuido, revanchista o cómplice, aún se pregunta la opinión pública por qué de tan deplorable proceder por parte de Caldera. Chávez respondió este gesto con desprecio hacia él una vez en Miraflores, como persecución y exilio para algunos de los firmantes. Pensaron los signatarios que el golpe perpetrado era contra los adecos al mando, sus rivales, y no para ultrajar la patria.
Nicolás Maduro Moros, actual mandatario por su reiterada negativa en dar a conocer el lugar de nacimiento, es conocido como “el presidente sin partida de nacimiento”.
A muchos les parece motivo de risa, pero el cúmulo de dudas y elementos probatorios aportados que ponen en interrogante su gentilicio nacional más bien provoca llorar al pensar que la negativa a exigir conforme a la ley documentos previos para ejercer posiciones y aspirar a la primera magistratura del estado fueron desestimados por funcionarios hasta en el Poder Electoral.
No es entonces un exceso afirmar que quien rige a los venezolanos es un extraño ser distante formado por los Castro cual operador del país en sustitución del acaecido Chávez, un extremista sembrado en calidad de durmiente en la Fuerza Armada Bolivariana.
Maduro forma parte junto a ese grupo de trasnochados que arribaron al absolutismo con el barinés y la bandolera encubierta de comunistas cubanos.
En nombre del respeto a las libertades, se apoderan de la nación y aspiran nunca más abandonar el mando, aunque el pueblo exigiese otra forma de conducción como lo es en época. De nada eso vale, con el hostigamiento policial y tribunalicio aterrorizan a quienes disienten; la vida es letra muerta.
Estos desalmados buscan solo riquezas olvidando la justicia social, la equitativa repartición de los bienes y los inviolables derechos universales del hombre, para todos.
Sin jueces naturales y contraloría previa limpiaron las arcas del país. Sabrá Dios hasta donde llega el despojo de las garantías que respaldan el signo monetario. Por lo pronto, PDVSA está en el suelo.
Maduro Moros junto a sus allegados recorre el mundo en busca de cobijo, mientras Venezuela está ausente de liderazgo y al borde de la implosión social producto del hambre.
El comunismo también en la tierra de Bolívar sucumbe como en Rusia y Cuba. He aquí las estadísticas a la cual enfrentarse los venezolanos cuando junto a nuevos líderes reconduzcan la patria de los desmanes cometidos por los dirigentes del socialismo del siglo XXI durante quince años.
Colombia envía 510,000 barriles de crudos al día para USA y sustituirá a Venezuela como seguro suplidor al superar a su vecino en producción. Venezuela solo exporta 502,000 diarios al norte y su tendencia es a la baja.
54,000 fallecidos por el hampa en 365 días, de 60 a 100 por ciento de inflación, 45 días de inventario de alimentos, intermitente suministro de gasolina y aparentemente solo 20,720 millones de dólares en reservas cuando se inicia el 2015, son las cifras. La economía se encamina hacia la quiebra financiera.
Nicolás Maduro anuncia desde tierra bolchevique conseguir inconmensurables recursos, pero nada muestra como respaldo lo cual es un claro testimonio de la mínima confianza de la cual goza entre sus sometidos.
Maduro miente y el pueblo es maltratado por pedir comida y medicinas. Pero hay esperanzas; los valientes patriotas recluidos en las mazmorras conducen a la ciudadanía junto la sociedad civil y los uniformados hacia un nuevo amanecer.
Director de Venenoticias