En muchos países aún quedan pueblos que piden que les llegue cobertura móvil. Pero hay gente que huye de ella, y se muda a la minúscula localidad de Green Bank, EE UU, donde está prohibida, reseña abc.es.
Las viviendas de sus menos de 200 habitantes están dentro de la Zona de Exclusión de Señales de Radio, lo que les hace vivir casi ajenos a las nuevas formas de comunicación. Ni teléfonos móviles, ni internet inalámbrico. Ni siquiera pueden escuchar la radio. Cualquiera de estas tecnologías emite radiación que interfiere con una red de telescopios, propiedad del Gobierno, ubicada en la zona. Y aunque algunos abandonan el pueblo para disfrutar de la vida moderna, según la revista Washingtonian, al menos dos docenas han viajado hasta allí en busca de un refugio contra el ruido; de silencio electromagnético.
Los nuevos habitantes de Green Bank son, en sus propias palabras, personas con hipersensibilidad electromagnética. Una dolencia -no reconocida por la comunidad médica- que vincula la exposición a campos magnéticos y eléctricos con graves síntomas. Dolores de cabeza, nauseas, depresión, estrés, trastornos del sueño, erupciones en la piel o fatiga. El consenso científico al respecto es bastante claro: los síntomas son reales -y pueden llegar a ser incapacitantes-, pero la causa a la que se los atribuyen no lo es.
Ni el wifi, ni los teléfonos móviles, ni las ondas de radio pueden provocar estos problemas, ni los que los sufren son capaces de detectar su radiación cuando se establecen controles rigurosos. Pero tampoco se ha encontrado una respuesta definitiva. Sea como sea, muchos han encontrado en el pueblo del telescopio un nuevo hogar. En ocasiones, para disgusto de los oriundos.
Conflictos con oriundos
La Zona de Exclusión de Señales de Radio es un rectángulo de unos 34.000 kilómetros cuadrados -un área algo mayor que la de Cataluña- en el estado de Virginia Occidental. En su corazón se encuentra el GBT, el radiotelescopio orientable más grande del mundo. Uno de los instrumentos que usa la humanidad para inspeccionar el espacio profundo. Es tan sensible a la radiación electromagnética -y busca señales tan sutiles, débiles y lejanas- que un teléfono móvil separado por cientos de metros es capaz de deslumbrarlo y cegarlo. Por eso, en Green Bank solo funcionan la telefonía fija y el internet por cable. Según la revista Washingtonian, aún tienen una cabina telefónica, y tiene sentido. Se puede perseguir judicialmente al que emita radiación electromagnética no autorizada.
Aunque la pequeña comunidad de electrosensibles ha encontrado en Green Bank un lugar donde sus síntomas se atenúan, su convivencia con los oriundos no ha estado libre de problemas. Sus demandas, explica Washingtonian, han puesto a muchos locales en pie de guerra. Las dos docenas de inmigrantes electromagnéticos exigieron cambios de todo tipo para las zonas comunes del pueblo. Sobre todo luces nuevas, porque los fluorescentes les afectan mucho.
Aun así, los recortes en el presupuesto de EE UU han puesto en peligro la supervivencia del telescopio. Existe la posibilidad de que se cierre en 2017. Y si desaparece, llegará la cobertura.