“Lo importante en la vida es tener un gran objetivo y poseer la capacidad y la perseverancia para alcanzarlo”
Goethe
Es la que me atribuye mi buen amigo Alfredo Coronil Hartmann en su Carta Abierta a Roberto Gilles Redondo del 18 de Enero de 2015 (http://
Y también es posible que se haya hecho sicopática en todo este tiempo, al desgañitarme por tratar de explicar que el instrumento no es el fin sino el medio. Si ustedes tienen otro medio civil, pacifico y constitucional distinto al de una Constituyente para llegar al mismo objetivo, ¡por favor explíquenmelo! De esa manera dejo de hablar como un radio prestado de una Constituyente porque todo el mundo ve el medio y no el fin.
Me hace acompañar Alfredo en esa obsesión, en mucha menor medida y de acuerdo a su criterio, con otro amigo, Oswaldo Álvarez Paz. Eso es un honor que no creo merecer. Oswaldo no solo ha hablado de eso sino que fue uno de los primeros que a principios de los años 80 llegaron a esa conclusión en los tiempos donde nadie veía que el sistema entraba en colapso y era necesaria su urgente intervención (ver OAP, La Constituyente es el instrumento https://infragon.wordpress.
Es verdad que el mundo ha estado lleno de obsesiones históricas sin las cuales la humanidad no se hubiera beneficiado. Cuentan que si Thomas Alba Edison no hubiese sido obsesivo compulsivo, no hubiera intentado mas de mil veces el experimento de la bombilla eléctrica. Otro obsesivo histórico fue Charles Darwin que sin su obsesión no se hubiera pasado la vida investigando la evolución de todas las especies. Hay que ser verdaderamente obsesivo para emprender tal cosa.
Pero ese es un aspecto de la obsesión. Hay obsesiones que construyen naciones. De acuerdo a Joshua Kendall autor del libro “America’s Obsessives: The Compulsive Energy that Built a Nation” (Los obsesivos de Estados Unidos: La energía compulsiva que construyó a una nación), desde la más profunda historia de los Estados Unidos, protagonistas como Thomas Jefferson, HJ Heinz, Melvil Dewey, Alfred Kinsey, Charles Lindbergh, Ted Williams, Estée Lauder y más recientemente Steve Jobs, fueron obsesivos y de no haber sido por esa condición otra hubiera sido la historia de ese país ¿interesante, no? Pueden ver la presentación del libro realizada por Kendall en C-SPAN (lamentablemente está en inglés pero es bastante entendible) en http://www.c-span.org/video/?
Pero lejos de atribuirme en lo personal tal condición, si creo necesario que muchas personas tiendan a tomarse los temas principales del país como si fueran obsesivo-compulsivos. Y eso es por una razón simple: no puede haber éxito sin perseverancia (lean de nuevo la cita de Goethe al comienzo). Y más aun en nuestro país, donde los temas se toman y se abandonan a los dos días como si fueran playeras que se quitan y se ponen de acuerdo a la estación.
Nuestra dirigencia política nunca se ha tomado un tema del país en serio, desmenuzándolo hasta el cansancio, decantando todas sus posibilidades, aunque pueda estar equivocada en su planteamiento. Ustedes ven que en otros países existen personajes que saben muchísimo de un tema, especialmente los dirigentes políticos. Si muchos tomaran uno y lo estudiaran seriamente, durarían años en perfeccionar ese conocimiento y el resultado sería extraordinario porque juntos tendrían la energía que indica Kendall, para construir una nación. Por eso ayuda mucho ser obsesivo.
Cuando hace mas de 10 años el MID Táchira comenzó el estudio del tema Constituyente no lo hizo pensando en hacer una, sino en entender porque Venezuela había llegado a este estado de postración teniendo los recursos más increíbles que el Creador pudiera dar a una nación. Al construir un modelo para ser aplicado al país estos gochos después de mucho estudio serio y obsesivo llegaron a la conclusión de que para aplicar el cambio que estaba contenido en ese Proyecto, era necesario pasar por un proceso Constituyente. La idea de una Constituyente no les cayó del cielo, fue producto de un estudio político como pocos se han hecho en Venezuela. Llegaron a la conclusión que ese debía ser el instrumento, la herramienta, la vía para que se pudiera realizar el Proyecto País que estaban planteando.
Pues bien, luego de muchas explicaciones, galones de tinta y toneladas de papel virtual, todavía estoy, no explicando en qué consiste el Proyecto-que es lo que debería estar haciendo una vez más obsesivamente-, sino explicando que la Constituyente no es para hacer una Constitución más, u otro papel que pueda ser violado por cualquier gobierno futuro, sino que es la conclusión firme de un largo camino de acuerdos que tienen como base un Proyecto de País que establece el modelo con la estructura política y económica del país que nos llevará al desarrollo.
Y que eso es lo que precisamente hace que no sea violada ni pisoteada porque es el Pacto sobre el cual quienes discuten la estructura acuerdan inequívocamente que ese será el camino que transitaremos unidos y reconciliados. Esa es la base sobre la cual se construyen naciones. Ojalá que en ese camino podamos encontrar a otros con la “obsesión sicopática” suficiente para lograr la energía que necesitamos para reconstruir a Venezuela.
Caracas, 19 de Enero de 2015
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