“Mi bebé, de cuatro meses, fue hospitalizado en una clínica con valores muy bajos en su cuenta hematológica, y no había jelco para colocarle el tratamiento, ni para hacerle la transfusión. Ni en el centro de salud, ni en las farmacias, por ningún lado. A mi hijo tuvieron que meterlo al quirófano, le colocaron un catéter largo, por la escasez de jelco, porque los adecuados no se encontraban y lo habían pinchado muchas veces y estaba descompensado”, contó Adriana Maldonado, residente del sector Belloso. Panorama
Adriana y su familia pasaron dos días buscando el jelco (catéter vascular corto), pero “solamente encontramos de calibre 20, que es para adultos. Ese día que ingresaron a Danielito, lo subieron al piso sin la vía tomada porque no había, y luego de él solo ingresaron a un niño más, y suspendieron las hospitalizaciones pediátricas por la falta de jelco”, detalló la mujer, quien contó que logró hallar dos catéteres cortos en los predios del Hospital General del Sur (HGS), que fueron utilizados en la clínica con su bebé, pero que no sirvieron porque las venitas estaban muy finitas debido al cuadro de deshidratación.
Las mafias de reventa de medicamentos e insumos, que son vitales para atender cualquier emergencia, afectan al mercado, pero los más perjudicados son los pacientes. Estos grupos no solo se han concentrado en la reventa o bachaqueo de los catéteres, pues las jeringas, gasas y las soluciones fisiológicas también entran dentro del ‘stop’ de productos a precios exorbitantes.
Los pacientes han optado por comprar a los bachaqueros en los predios de los hospitales, a precios que cuadriplican el costo del insumo, debido a que en las farmacias tampoco hay. La situación es crítica en los centros de salud públicos y privados.
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