La elección de Paulina Vega como Miss Universo ha puesto en evidencia la belleza de las colombianas en un país obsesionado por los concursos y las cirugías plásticas, donde prevalece una violencia machista que registra 20.000 abusos sexuales de adolescentes al año y sólo en 2014 casi mil mujeres asesinadas.
La decisión del jurado de nombrar a Paulina como la mujer más linda del mundo ha generado en Colombia tal expectación que los medios de comunicación le dedicaron muchas páginas escritas y horas de emisión, casi comparable a lo que provocó la excelente actuación de la selección de fútbol de este país durante el Mundial de Brasil.
Hasta el presidente del país, Juan Manuel Santos, lo calificó desde París como un “acontecimiento histórico” al hablar de “orgullo nacional”; mientras que su hijo Esteban pidió por Twitter a su progenitor que declarara una jornada festiva.
Y es que la única Miss Universo colombiana fue elegida hace 57 años, mucho antes de que la fama de la belleza de estas mujeres se expandiera por el mundo y comenzara el “boom” de las cirugías.
Nadie duda de que Paulina, de 22 años y barranquillera, al igual que las populares Shakira y Sofía Vergara, tiene todos los atributos que buscaba la organización del magnate Donald Trump para otorgarle el reconocimiento.
Pero fue en el momento de responder a las preguntas del jurado cuando puso de manifiesto esa cultura machista que prevalece en Colombia tanto en el contexto institucional como social.
“Hay hombres que todavía creen en la igualdad de hombres y mujeres, y eso es lo que las mujeres deberían aprender de los hombres”, afirmó la caribeña, al ser preguntada sobre lo que a su juicio una mujer debe aprender de un hombre.
Según el Instituto de Medicina Legal, en 2014 fueron asesinadas 901 colombianas y paradójicamente 24 de ellas por miembros de las fuerzas de seguridad, que usaron su arma reglamentaria para acabar con la vida de esposas, novias o amantes.
Esa combinación de armas, celos y en muchas ocasiones drogas y alcohol hacen de Colombia un país con alta violencia de género, donde proliferan los concursos de belleza que, de forma escandalosa, llegan a incluir a niñas.
El último caso ocurrió este mismo mes en Barbosa, localidad del noreste del país, donde se celebró “Miss Tanguita”, un certamen en el que desfilaron en bikini, ante hombres adultos que silbaban y arrojaban piropos, niñas que rondaban los doce años.
Las autoridades del pueblo se justificaron diciendo que ese tipo de concursos forman parte de la “cultura popular”, mientras que los padres expresaron su orgullo y confianza en que un día sus hijas sean coronadas Miss Colombia.
El imaginario de que la belleza abre puertas y acerca a hombres poderosos ha dado lugar también a una proliferación de clínicas de cirugía estética sin parangón, hasta el punto de que Colombia recibe a mujeres de muchos países que buscan embellecerse en el quirófano.
Según la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética, Colombia cuenta con unos 700 cirujanos certificados que practican más de 300.000 intervenciones anuales.
La experta en derechos de las mujeres y consultora de la Organización Internacional de Migraciones (OIM), Pilar Rueda, dijo a Efe que “la apariencia física estimula estereotipos que impiden la igualdad de condiciones con los hombres”.
Argumentó que si bien hay una legislación avanzada en derechos de la mujer, “se siguen reproduciendo estereotipos y creencias sobre lo que debe ser una mujer, y eso pasa por la apariencia física”.
Rueda, también exasesora de la Defensoría del Pueblo, afirmó que en Colombia más de 20.000 adolescentes son víctimas de abuso sexual cada año y “no hay juez ni fiscal que se atreva” a hacer uso de las normas vigentes para sancionar.
Y concluyó que el respeto a la mujer “no se instala en la práctica ni en la institucionalidad ni en la sociedad”.
Esa “subvaloración” se sintió hoy cuando el mismo director de la Policía Nacional, general Rodolfo Palomino, escribió en Twitter: “Aunque yo ya tengo mi reina (Sra Evita). Que felicidad tan macha saber que una colombiana es la más linda del Universo. Tremendo orgullo”.
Esther Rebollo/EFE