Nueva York, también conocida como la ciudad que nunca duerme, ha quedado paralizada desde anoche por una tormenta de nieve que se extiende al nordeste del país y que ha forzado a la gente a no salir de casa hasta que pase el temporal. EFE/Agustín de Gracia
Desde las 23.00 hora local del lunes (04.00 GMT de hoy) quedó interrumpido el tráfico normal en las calles de la ciudad, por disposición del alcalde, Bill de Blasio, y sólo se permite la circulación de vehículos de emergencia.
También quedó suspendido desde la misma hora el metro de Nueva York, que normalmente funciona 24 horas al día y transporta diariamente a unos seis millones de pasajeros, así como otros sistemas de transporte público, lo que impide a los neoyorquinos desplazarse por la ciudad de otra forma que no sea a pie.
Desde hoy, y hasta nuevo aviso, las clases han sido suspendidas en la ciudad de Nueva York y en otras zonas de la región más afectada por el temporal.
“Ésta será muy probablemente una de las tormentas de nieve mayores en la ciudad de Nueva York”, advirtió anoche el alcalde De Blasio.
Las medidas son tan drásticas que afectan hasta a las bicicletas de transporte de comida a domicilio, muy populares en la ciudad y, como tuvo que recordar el lunes De Blasio a preguntas de los periodistas, “no son vehículos de emergencia” y, por lo tanto, tampoco pueden circular.
En total, la tormenta de nieve, que comenzó a generarse a lo largo del lunes y ganó intensidad poco antes de esta medianoche, afecta a localidades que reúnen unos 29 millones de habitantes, incluida Nueva York, la más poblada del país.
En siete estados de la zona, desde Nueva Jersey hasta Maine, en la frontera con Canadá, se han declarado estados de emergencia totales o regionales. Incluyen, además de Nueva York, otras ciudades importantes, como Boston.
En Boston, según disposición de las autoridades, también regía una prohibición para circular por las calles en vehículo desde anoche, al igual que en todo el estado de Connecticut y en varios condados del estado de Nueva York.
La fuerza principal de la tormenta de nieve comenzó a sentirse a última hora de anoche y se cree que se puede prolongar hacia las 10.00 hora local de hoy (16.00 GMT), según las previsiones meteorológicas.
Habrá unos vientos de hasta 40 kilómetros por hora, con rachas superiores a los 100 kilómetros por hora, lo que dará una sensación de frío muy superior a la temperatura real, que en Nueva York estaba hacia la medianoche en -3 grados centígrados.
En sus últimas declaraciones públicas, anoche, el alcalde de Nueva York destacó que en el momento más intenso del temporal se esperaban entre 5 y 7 centímetros de nieve por hora.
El pronóstico es que la nieve que caiga en esta tormenta llegue a estar por encima del medio metro.
No es mucho si se tiene en cuenta que, en noviembre pasado, la ciudad de Búfalo, en el norte de Nueva York y cerca de la frontera con Canadá, sufrió una tormenta polar con una nevada que llegó hasta los 2 metros.
Pero sí lo es para una ciudad como Nueva York, densamente poblada, muy dependiente de sus sistemas de transporte público y llena de bullicio en sus calles, que ya desde anoche estaban desiertas.
“Va a ser muy, pero que muy difícil caminar afuera”, afirmó De Blasio anoche. “No quiero que nadie que no lo necesite absolutamente salga afuera”, insistió el alcalde de Nueva York.
Ya desde el lunes comenzaron a cancelarse los vuelos de toda la región, incluyendo los del aeropuerto más importante de la zona, el JFK de Nueva York, y el de Newark, en el estado vecino de Nueva Jersey.
Informes de medios locales indican que entre el lunes y el martes se habrán cancelado cerca de 6.700 vuelos que debían llegar o despegar de las terminales áreas del nordeste de Estados Unidos el lunes o el martes.
La paralización de muchas actividades de la ciudad ha afectado hasta la sede de Naciones Unidas, que suspendió reuniones y actos que estaban programados desde la tarde del lunes, incluyendo uno para recordar el holocausto judío que estaba programado para hoy.
Pero no está previsto que, dentro de unas horas, se vean afectadas las operaciones de Wall Street, que funcionará como de costumbre.
La última vez que el mercado bursátil de Nueva York dejó de operar por un temporal de nieve fue en 1969, por una nevada menor que la actual, pero con un desarrollo tecnológico que estaba a años luz del presente.
Los problemas que está generando la tormenta a los habitantes de Nueva York también se toman con buen humor, sobre todo con el anuncio del alcalde de que hasta la entrega de comida a domicilio en bicicleta está prohibida desde anoche y hasta nueva orden.
“A lo mejor, durante ‘Snowmageddon’ (‘Nevadamagedón’), De Blasio repentinamente quiere aumentar nuestras habilidades para improvisar un risotto o cocinar al vapor algunas verduras”, bromeó el columnista Tim Teeman en el sitio The Daily Beast, quien recordó que los hornos de muchas casas no sólo sirven para guardar zapatos.