El “Big Data” o tecnología de procesado de millones de datos en tiempo real, junto con el “internet de las cosas”, ese fenómeno creciente de conexión de todo con todo mediante sensores y que está disparando el volumen de información disponible plantean dos ambiciosos retos sociales sobre privacidad personal.
Así ha quedado de manifiesto en una jornada sobre tratamiento masivo de información organizada en Madrid por la AEPD junto con la Comisión Europea con motivo de la celebración hoy del Día Europeo de Protección de Datos, y a la que han asistido investigadores, expertos y autoridades europeas competentes en la materia.
La capacidad predictiva de las nuevas tecnologías para el análisis en tiempo real de toda esta ingente cantidad de datos, con unas previsiones que apuntan a 50.000 millones de aparatos conectados en 2020 de muy fácil acceso para cualquiera, plantea muchas ventajas económicas y de bienestar social, pero asimismo grandes riesgos para la privacidad personal.
Así, según los expertos, podría suceder, por ejemplo, que las aseguradoras, al disponer de datos anticipados sobre enfermedades susceptibles de ser desarrolladas por ciertas personas les animara a subirles las primas o incluso rechazarlas aun estando sanas.
Y sería posible además estigmatizar a personas libres de delito bajo el argumento de que el análisis de sus datos con variables de comportamiento, estatus o condición social están adelantando que un día cometerá alguno.
En la enseñanza se podría excluir a ciertos niños incluso antes de formar parte siquiera del sistema educativo si las predicciones a partir del análisis de información masiva desvelaran que su futuro académico se vislumbra poco halagüeño.
La jornada fue inaugurada por el director de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), José Luis Rodríguez Álvarez, quien destacó el reto para la privacidad que plantean estos fenómenos emergentes como el “Big Data” y el “internet de las cosas”.
Parte de su intervención estuvo centrada en el “gravísimo” atentado recientemente perpetrado contra un semanario francés para advertir de que no estaría justificado que los Estados se extralimitaran ahora en el control de datos personales de los ciudadanos bajo el argumento de la seguridad.
Por supuesto que “los despiadados ataques han agravado como es comprensible la tradicional tensión entre seguridad y privacidad de los ciudadanos”, pero eso no exige a los Estados tomar ahora medidas de seguridad “desproporcionadas”, añadió.
Lo razonable sería que antes de decidir nuevas medidas de control como plantean los Estados de la UE tipo ficheros con datos de viajeros de avión, se revisaran las existentes para comprobar si han fallado o son insuficientes, y si fuera así que se reforzaran, en primer lugar.
En su opinión, el problema no es la falta de información, que abunda, dijo, tras destacar que las autoridades francesas tenían datos de los supuestos autores del atentado porque curiosamente residían en Francia y sabían incluso que habían viajado a países con campos de entrenamiento terrorista.
A nivel empresarial, los expertos coincidieron en el riesgo para la privacidad personal que implica tanta información personal disponible para cualquiera en el caso de que sea utilizada de forma perniciosa y no solo con fines comerciales.
Su uso inadecuado podría favorecer la discriminación de niños, enfermos, personas socialmente desfavorecidas o de cualquier tipo de ciudadano, aseguró Scott Taylor, responsable de HP sobre privacidad y protección de datos.
Añadió que el concepto de privacidad está cambiando tan rápido como la tecnología, una idea en la que coincidió a su vez Zsuzsanna Belenyessy, representante del Supervisor Europeo de Protección de Datos.
Belenyessi destacó cómo está cambiando el concepto de privacidad en sociedades donde siempre ha tenido un peso muy importante tras defender la necesidad de preservar ese derecho. EFE