La sequía que golpea la región sureste de Brasil inquieta desde hace meses a una parte de la industria del país, un sector que ya se ha visto obligado a activar las alarmas ante una de las peores crisis hídricas del gigante latinoamericano.
Las industrias de Sao Paulo, Río de Janeiro y Minas Gerais, los principales estados de Brasil, trabajan desde hace meses en la búsqueda de soluciones para enfrentar un posible desabastecimiento de agua en los próximos meses, una hipótesis planteada por algunos especialistas ante el bajo nivel de los reservorios.
La escasez de agua también ha aumentado el temor entre los industriales sobre un posible racionamiento de energía dado que la matriz energética de Brasil depende en gran parte de las centrales hidroeléctricas.
“Para la industria, el riesgo de desabastecimiento de agua y de energía eléctrica es un factor más que inhibe la actividad productiva, eleva los costos, encarece las inversiones y, consecuentemente, perjudica el crecimiento de la economía como un todo”, subrayó un informe de la Confederación Nacional de Industria (CNI).
En medio de este escenario, las industrias del sureste del país han comenzado a implantar medidas para paliar los posibles efectos de la sequía, como la captación de agua subterránea a través de pozos artesanales o la intensificación de la reutilización del líquido.
Sin embargo, los industriales todavía no han definido un plan de contingencia común ante una eventual falta de agua en la región más rica del país y el rumbo a seguir continúa indeterminado.
“La industria está preocupada con la cuestión, estamos tomando medidas en este sentido para prevenir y poder tener un plan de contingencia para poder enfrentar esta crisis”, dijo a Efe el gerente de Medio Ambiente de la Federación de Industrias del Estado de Minas Gerais (Fiemig), Wagner Soares Costa.
La situación es especialmente preocupante en Sao Paulo, el estado más poblado de Brasil, donde la mayoría de las empresas están comenzando a sufrir las restricciones hídricas programadas por el Gobierno regional.
En este sentido, la Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (FIESP), la mayor patronal del país, justificó el racionamiento de agua “para evitar el colapso” y criticó que el Gobierno regional haya demorado a la hora de admitir la situación.
“Las empresas están haciendo sus planificaciones, no hay una actitud muy clara. Estamos esperando a ver cómo va a ser el racionamiento (de agua) para programarnos”, comentó a Efe el vicepresidente y director del Departamento de Medio Ambiente de la FIESP, Nelson Pereira dos Reis.
Pereira admitió que, si la crisis hídrica se intensifica en los próximos meses, la producción de las empresas podría verse afectada, aunque descartó que las industrias estén pensando en despedir trabajadores “por el momento”.
“Hay empresas que van a considerar la posibilidad de salir (de Sao Paulo), pero no estamos viendo eso como un movimiento fuerte. Creemos que la crisis es una situación cíclica que será superada”, sostuvo.
En Río de Janeiro, el 30,6 % de las industrias ya enfrentaron problemas como consecuencia del bajo nivel de los embalses, mientras que de ese porcentaje la mitad constató que el principal efecto fue un aumento del costo de la producción, según datos de la Federación de las Industrias del Estado de Río de Janeiro (Firjan).
De acuerdo con el ente carioca, en los dos últimos años el 56,7 % de las empresas adoptaron medidas para reducir el consumo de agua, lo que provocó una reducción del gasto del 25,6 %.
Sin embargo, el gerente de Medio Ambiente de la Firjan, Luis Augusto Azevedo, precisó que la industria de Río de Janeiro necesita ser más efectiva si no quiere acabar como Sao Paulo, donde, según explicó, “la demanda es mayor que la oferta”. EFE