Está claro que quienes recomendaron la compra de medios fallaron en su intención; de hecho, hoy el gobierno controla casi la totalidad de los medios, pero aun así no son capaces de defenderse.
El gobierno ha pasado por dos pruebas de fuego en las que su artillería comunicacional ha fallado: el caso Hugo Carvajal, donde el periódico Últimas Noticias, dirigida por un militante del PSUV, fue el primero en disparar contra su aliado, una cosa a la cual no se atrevió ni Alberto Ravell, tildado como el crítico más feroz del actual gobierno. El segundo caso fue el de Diosdado Cabello esta semana, donde el mismo medio tituló que efectivamente habían agarrado un escolta, basándose en declaraciones de un diputado. Puede haber un ejemplo en el mundo de una estupidez igual, pero, honestamente, confieso que hasta ahora no lo conozco.
Un ejemplo más elocuente es que una gira normal, como la realizada por el señor Presidente aprincipios de enero, desencadenó inmediatamente una ola de rumores, especulaciones sobre golpes, y una supuesta insubordinación de la FANB. Se llegó a decir incluso que le habían puesto un ultimátum.
En fin, todo esto prueba una sola cosa, que las ideas se combaten con ideas, pero el hecho de tener uno, dos, tres medios de comunicación no le reportarán a ningún gobierno una ventaja sobre ningún adversario.
A mí –perdonen que hable en primera persona– me ponen a dirigir un seminario y a la semana los curas se están matando, bailando con bielorrusas y bebiendo ron, porque yo no sé nada de seminarios. Y así está pasando con el gobierno, sacaron a los jefes de los medios y les mandaron enanos judiciales (literalmente), directores de orquestas y matemáticos a dirigirlos.
El acoso a Tal Cual constituye una torpeza increíble. Cuando escuché de la demanda judicial a ese medio, y luego de las presiones financieras, le envié un mensaje a gente del gobierno diciéndoles que eso era un error. Probablemente algunos de esos mensajes quedaron sepultados por los bufones del rey, como suelo llamar a esos que siempre menean la cabeza ante el poder, no por lealtad a sus jefes políticos, sino por su propia conveniencia. Porque, como decía mi abuela, nadie aguanta una jalda de bola. Perdónenme lo escatológico.
El país reclama el diálogo que sus dirigentes le niegan. El país reclama una pacificación. Y para ello es necesario un nuevo Pacto de Punto Fijo, a pesar de que los protagonistas de nuestro drama actual juren matarse a pellizcos. Hay que respetar la libertad de empresa y de prensa, hay que devolver las empresas expropiadas, hay que dejar que la gente vaya a sus bingos, que la gente juegue sus caballos, que la gente compre sus dólares, en fin, que la gente haga lo que quiera en una sociedad democrática.
Yo no he visto ninguna sociedad del mundo donde la gente que tenga empleo, paz, seguridad, diversión, ande incendiando calles ni haciendo guarimbas. ¿Ustedes han visto una guarimba en Las Vegas, en Hon Kong o en Aruba?
Señores, es hora de mirar al frente y dejar atrás esa posición retrógrada de que el control y sólo el control puede hacer una sociedad próspera.
El pacto es urgente, no para repartirse el país, sino para evitar la guerra civil, la explosión social y los llamados “salvadores” de la patria, que suelen ser gorilas aventureros. El Pacto de Punto Fijo se hizo para poner de acuerdo a todo el mundo y preservar algo más importante que los involucrados, que era la democracia.
Al contrario de lo que generalmente se piensa, el derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez no concluyó inmediatamente en un régimen civil democrático y a la salida de las Fuerzas Armadas de la política. Adicionalmente, no todas las tendencias que derribaron a Pérez Jiménez querían instaurar un régimen democrático, y seguían prefiriendo un gobierno de las Fuerzas Armadas a lo que calificaban como “desorden” democrático del trienio 1945-1948.
Durante el año 1958 se llevaron a cabo varios intentos de golpes de Estado contra la Junta de Gobierno. Los peligros concretos de una regresión militar llevaron a la formación de un frente civil para encauzar el camino a la normalización democrática.
La finalidad del Pacto de Punto fijo se expresó con los siguientes puntos: Defensa de la constitucionalidad y del derecho a gobernar conforme al resultado electoral. Gobierno de Unidad Nacional; esto es, considerar equitativamente a todos los partidos firmantes y otros elementos de la sociedad en la formación del gabinete ejecutivo del partido ganador.
Ahí tienen la historia, mírenla y no coman cuentos de que el pueblo es adeco, es chavista, es leopoldista, es del 4F. El pueblo es el pueblo y actúa como pueblo. Fíjense, las masas son femeninas, necesitan paz y protección, porque el día que no se sienten protegidas ni en paz se van a otro sitio y maldicen.
La historia, que solo sirve para ver cómo actúa el poder y el pueblo, nos tiene muchos ejemplos de los que aquí afirmo: En la década de los años 1950, bajo el gobierno del General Pérez Jiménez, se construyeron los apartamentos para la clase media y baja de Caracas, que hoy conocemos como 23 de Enero, que inicialmente se llamó Urbanización 2 de Diciembre (en conmemoración al golpe de Estado realizado por el General Marcos Pérez Jiménez). Sin embargo, a la caída de Pérez Jiménez la gente le cambió el nombre a los bloques (óigase bien, hechos por Pérez Jiménez) y le pusieron 23 de Enero en conmemoración de la caída de este.
A Bolívar, el gran Libertador, lo execraron de Venezuela y murió como un mendingo en Colombia porque Páez, su otrora amigo, le declaró la pena de muerte. Su salud había empeorado mucho, y llegaría a escribir su médico, Alejandro Próspero Reverend, que en sus últimos días parecía un longaniza (un loco que mendigaba por las calles de la ciudad) y cuando Bolívar le pidió al médico que le hablara francamente, éste le dijo que no creía que pudiera salvarse, a lo que Bolívar dijo: “¿Y ahora, cómo salgo yo de este laberinto?”
En 1988 resultó electo Carlos Andrés Pérez en los comicios del 4 de diciembre con 3.879.024 votos (52, 91% de los sufragantes), hasta esa fecha, el mayor número de votos en términos absolutos. Semanas después esa misma gente maldecía a Pérez en la calle y protagonizaba el Caracazo.
No crean ese cuento de que pueblo ama para siempre, porque el pueblo, como las mujeres, cuando ven que la crisis entra danzando por la puerta, el amor se les sale corriendo por la ventana.
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