Yo soy Tal Cual

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TalCual
El régimen ha logrado su objetivo de obligar a cerrar a esta fuente impresa de información, el cual logró establecer una forma de hacer periodismo en Venezuela

Aciagos momentos vive Tal Cual. El régimen ha logrado parcialmente su objetivo de obligar a cerrar esta fuente impresa de información diaria que estableció una nueva forma de hacer periodismo en Venezuela.

Digo parcialmente porque seguirá adelante bien sea con una edición impresa semanal o por la vía digital. No podrán silenciarlo; Tal Cual continuará denunciando las malas prácticas, las ilícitas tropelías, los actos de deshonestidad y los garrafales errores que comete sistemáticamente el gobierno de Maduro en la conducción de la Nación. La desidia nacional no hará mella en el talante de la línea editorial, cuya convicción es que se está en esto porque se debe estar y nada puede limitar el empeño de oponerse a la muerte, por subyugación, de la inteligencia y la verdad como pretende el régimen.

Según la visión de los directivos no es posible continuar operando con normalidad el periódico, cuando se limita el acceso a las divisas que permiten adquirir el papel en el que se imprime y cuando la distribuidora gubernamental del mismo, no procesa las solicitudes de compra que Tal Cual le presenta.





Asimismo, cuando sorpresivamente la empresa que hasta hace poco le vendía el servicio de impresión, ahora le niega la continuidad en el uso de aquellas instalaciones. Cuando a los directivos se les sindica de delitos de calumnia que nunca han cometido, se les multa, se les dicta prohibición de salir del país y se les somete a un régimen de presentación semanal en alguno de los tribunales que imparten “justicia”.

No es posible operar el periódico cuando el régimen amenaza y acosa a los periodistas, colaboradores y columnistas que allí trabajan; tampoco, cuando desde el Ejecutivo se ejercen presiones y amenazas a los anunciantes y éstos comprensivamente comienzan a retirar las pautas publicitarias contratadas con el diario. Igualmente, cuando diversas instituciones gubernamentales someten permanentemente al periódico a revisiones e intervenciones injustificadas y, por último, cuando cursan varias multimillonarias demandas contra el periódico y sus propietarios.

Toda una trama de obstáculos y limitaciones para el ejercicio del periodismo moderno, creada por el totalitarismo perverso del régimen para ahogar la viabilidad económica de este medio y tratar de destruir aún más lo poco que queda de dignidad y libertad de expresión independiente y objetiva.

No obstante, ejerceremos nuestro derecho a pensar y a juzgar las actividades del régimen, persuadidos de que es a éste, con argumentos y ejemplos objetivos y probos, a quien le corresponde demostrar que merece la confianza de quienes desgobierna. De no hacerlo así es nuestra obligación inalienable, denunciarlo.

Finalmente, seguiremos luchando por el rescate de la dignidad de las instituciones para que no continúen actuando con la desvergüenza que las caracteriza. Ahíto de tristeza y de una enorme rabia, es como he escrito esta columna que posiblemente será la última en un Tal Cual impreso.