Los rebeldes prorrusos en Ucrania dijeron el viernes haber alcanzado un acuerdo con las fuerzas del gobierno para establecer un pasillo humanitario y evacuar a los civiles de una de las zonas más afectadas por los combates, mientras los mandatarios de Francia y Alemania se preparaban para presentar su plan de paz en Moscú.
La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, tenían previsto reunirse en el Kremlin con el presidente ruso, Vladimir Putin, tras plantear sus propuestas el jueves con el presidente ucraniano, Petro Poroshenko.
La ofensiva diplomática se produce en medio de fuertes combates que llevaron a Washington a plantearse la entrega de armas al asediado ejército ucraniano, lo que a su vez avivó el temor en Europa a un aumento de las hostilidades.
Los líderes rebeldes señalaron que habían alcanzado un acuerdo con las autoridades en Kiev para permitir la evacuación de civiles de Debaltseve, un importante punto de conexión ferroviaria que se ha convertido en el centro de los combates en las últimas semanas debido a su posición estratégica. No estaba claro en un primer momento a dónde irían los desplazados.
El alto el fuego en torno a Debaltseve se mantuvo el viernes mientras un convoy de varias docenas de autobuses viajaba de la cercana Vuhelhirsk hacia Debaltsevo, donde una menguante población se vio atrapada en el fuego cruzado sin electricidad, calefacción ni agua corriente durante casi dos semanas.
“El pasillo verde se ha confirmado”, escribió en Facebook Zorian Shkiryak, asesor del Ministerio del Interior. Eduard Basurin, portavoz rebelde en Donetsk, dijo que se esperaba evacuar a unos 1.000 civiles el viernes.
A medio camino, la comitiva se encontró con un vehículo ucraniano blindado para transporte de tropas, sobre el que viajaba un soldado apuntando con recelo a las colinas cercanas. Otros camiones militares y vehículos blindados ucranianos esperaban aparcados a las afueras de Debaltseve, que ha sido devastada por las rondas de artillería. Una excavadora mostraba una inscripción escrita con pintura blanca que comparaba a Putin con excrementos.
En la distancia se oía el eco de la artillería pesada, pero no había indicios de combates cerca.
Los combates en el este de Ucrania entre los separatistas de apoyo ruso y las fuerzas del gobierno aumentaron de forma drástica en las últimas dos semanas. Rusia ha negado estar respaldando a la insurgencia con tropas y armas, pero el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, rechazó ese desmentido durante su visita del jueves a Kiev.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, “está repasando todas sus opciones, entre esas opciones obviamente está la posibilidad de proporcionar sistemas defensivos a Ucrania”, indicó Kerry.
Alemania y otros países europeos se oponen de plano a enviar armas a Ucrania, temiendo que eso pueda intensificar el conflicto y polarizar aún más a Occidente y Rusia.
Francia y Alemania esperan conseguir esta vez un acuerdo de paz aceptable tanto para Ucrania como para Rusia. En un indicio de la importancia de la iniciativa, este será el primer viaje de Merkel a Moscú desde que estalló el conflicto en Ucrania el año pasado.
Más de 5.300 personas han muerto desde que comenzó la insurgencia separatista en el este de Ucrania el pasado abril, después de que Rusia se anexionara la península ucraniana de Crimea.
Rebeldes y fuerzas del gobierno seguían intercambiando rondas de artillería en Donetsk, la ciudad rebelde más importante. Varios lugares recibieron fuego durante la noche, incluyendo una cafetería, aunque no había noticias de víctimas en un primer momento.
Esfira Papunova, una desencantada pensionista residente en Donetsk, tenía pocas esperanzas de éxito para la iniciativa europea. “No espero nada. Estoy muy cansada de esto, lleva mucho tiempo en marcha”. AP