El Atlético de Madrid agrandó su dominio en los derbis de esta temporada frente al Real Madrid, desbordado en su visita al Vicente Calderón (4-0), de la que se marchó sin una sola ocasión y sin la manera de discutir el rotundo triunfo del equipo rojiblanco, mejor en todo que un rival tremendamente decepcionante, reseña La Prensa Gráfica.
El líder de la clasificación fue doblegado sin matices, como un conjunto insustancial, apagado en sus individualidades y a años luz de la versión que le dirigió a los 22 triunfos consecutivos hace apenas un mes, minimizado durante toda la tarde por el Atlético, reenganchado a la lucha por la Liga de forma incontestable, con dos goles en 17 minutos del portugués Tiago Mendes y Saúl íguez, con el 3-0 en el segundo tiempo, obra del francés Raphael Varane en propia meta, y con una diana del croata Mario Mandzukic entre la fiesta de la afición rojiblanca.
El derbi esta temporada es del Atlético. Ha generado una carga insoportable para el Real Madrid, que, cada vez que le tiene enfrente, lo encara con un respeto enorme, con el mismo que salió al césped del Vicente Calderón. Cuando entró al partido ya perdía 2-0, sobrepasado en el colectivo y cada duelo individual una y otra vez.
Porque, entre la defensa de circunstancias que presentó el Real Madrid por las bajas y la planificada puesta en escena del Atlético, replegado por momentos y con presión a la salida del balón cuando caía en Nacho Fernández, el conjunto rojiblanco desbordó a su adversario al inicio como un asunto sencillo y un fútbol práctico.
Con Koke fuera por lesión desde el minuto 7, pero con las ideas claras en su irrenunciable sentido de equipo y en el partido que quería, el Atlético lanzó dos golpes casi inmediatos, el primero al borde del cuarto de hora, en un centro desde la derecha de Juanfran Torres, con toque atrás del croata Mario Mandzukic y con un tiro raso de Tiago Mendes que se le escapó a Iker Casillas (1-0).
Un gol reafirmante para el Atlético. También un mazazo para el equipo blanco, superado en cada sector del campo, en defensa, en medio campo y en ataque, sin conexión, sin tres pases seguidos y dos goles por detrás minutos después, en el 17, con un golazo de Saúl íguez, que enganchó de chilena inapelable un centro de Siqueira.
No existía por ese entonces el Real Madrid, desdibujado como nunca, sometido por el equipo rojiblanco, sin una sola jugada sobre el área de Moyá, con un ejemplo claro de su infame inicio del duelo: una acción de Cristiano Ronaldo por la izquierda que no acompañó nadie. Ni en su carrera ni en su centro posterior para el remate.