Algunas escuelas en Estados Unidos están reprimiendo el uso de cigarrillos electrónicos y castigando su posesión con mayor dureza que la de los cigarrillos convencionales porque estos aparatos, que algunos llaman vaporizadores, se pueden usar para drogas prohibidas como la marihuana.
Los artefactos han superado la popularidad de los cigarrillos tradicionales entre los adolescentes. Si se busca una alternativa al cigarrillo tradicional de tabaco, éstos calientan una solución de nicotina para generar vapor en lugar de quemar tabaco.
La mayoría de las escuelas han incluido los electrónicos en sus medidas antitabaco, que generalmente consisten obligar al estudiante a permanecer en la escuela después de clase, enviar una carta a sus padres y a veces obligarlo a asistir a una clase sobre los peligros del tabaco.
Sin embargo, otras escuelas en estados como Carolina del Norte, Nueva Jersey, Washington y Connecticut incluyen los artefactos en la misma lista que las pipas para hachís y marihuana. La posesión de éstas se castiga con largas suspensiones, obligación de someterse a análisis por consumo de drogas y la mención correspondiente en los archivos escolares.
De acuerdo con una encuesta anual del gobierno que abarca a más de 41.000 estudiantes, el uso de cigarrillos electrónicos ha superado el consumo de tabaco tradicional entre los adolescentes.
El 16% de los alumnos de cuarto año y el 17% de los de sexto año de secundaria habían usado un cigarrillo electrónico el mes anterior. El consumo de cigarrillos convencionales continuó en lenta baja a 7% en cuarto año y 14% en sexto, pero la encuesta no preguntó si se trataba de uso continuo o solo experimentar con algo novedoso.
La mayoría coincide en que la venta de cigarrillos electrónicos a menores debería ser ilegal, como ya lo es en la mayoría de los estados, pero especialistas en salud no saben con certeza si los artefactos electrónicos son buenos o malos en general, si ayudan al fumador a liberarse del hábito o si allanan el camino hacia el cigarrillo de papel y tabaco.
No obstante, las compañías que buscan su lugar en este sector han regresado a las tácticas de mercadeo que fueron tan eficaces con generaciones anteriores de estadounidenses. Los avisos por televisión, los auspicios de carreras de autos y el líquido de nicotina con sabor a caramelo generan temores de que los fabricantes intentan enganchar a los jóvenes para un hábito adictivo. AP