El cielo ya no es el límite para disfrutar de la alta cocina. Así se lo ha propuesto la compañía “Dinner in the sky” que inicia su andadura en Grecia, donde ofrece cenas con la Acrópolis como invitada.
El proyecto “Dinner in the Sky” (Cena en el cielo) nació en Bruselas hace 9 años, pero acaba de aterrizar en Atenas de la mano de una compañía griega que va a reproducir el escenario frente a la roca sagrada.
Se trata de una plataforma, con 22 asientos situados alrededor de una gran mesa cuadrada, que una grúa eleva hasta 50 metros de altura para situarla junto al monumento en cuestión.
“Dinner in the sky” ya se ha posado frente a la Torre Eiffel de París, la Torre de Londres, el Atomium de Bruselas o la playa de Copacabana en Río de Janeiro, pues ya ha visitado 45 países y su ambición es seguir conquistando el cielo de todo el mundo.
Esta vez la mesa solo se eleva 40 metros para lograr la perfecta visión de la Acrópolis “justo al altura de los ojos y no por encima”, comenta a Efe Vaso Tosi, encargada de comunicación.
Tosi explica que la versión griega de “Dinner in the sky” cuenta, como no podía ser de otra manera, con un menú que se adapta a su entorno, a base de productos típicos de la gastronomía helena que preparan dos chefs autóctonos.
Acompañando a los 22 comensales, sentados y con los cinturones de seguridad debidamente abrochados, se encuentran estos dos cocineros que sirven los platos a la vez, un barman que prepara cócteles y una persona encargada de la seguridad, que permanecen de pie en medio de la plataforma.
“Cuando estás arriba es tan mágico que no puedes fijarte en la comida o en la música, ni en nada que no sean las vistas. Solo puedes girar la cabeza y ver la Acrópolis, el monte Likabeto y el mar. Es mucho más que una experiencia gastronómica”, confiesa Tosi.
En esta cena la etiqueta pasa a un segundo plano, pues hay que ir bien abrigado para evitar el intenso frío que estos días sacude la ciudad, porque aunque hay colocados calefactores frente a los asientos, es muy difícil, afirma la organizadora, combatir el frío a esa altura.
Lo único que se requiere es estatura. Por razones de seguridad es necesario medir más de 1,50 metros, ya que el proyecto se rige por la norma europea de parques de atracciones.
Pero una vez salvado este escollo, cualquiera puede disfrutar de una hora y media de alta cocina entre las nubes… o no. Bien pensado, no está al alcance de cualquiera, pues la cena en el cielo cuesta 120 euros por persona, porque se trata de una “experiencia única y exclusiva”, como la definen sus creadores, lo que, sin embargo, no ha impedido que se estrenen con el aforo completado.
En el aire se pueden celebrar todo tipo de eventos, ya que la compañía organiza también conciertos, reuniones de empresa o bodas y a los recién casados se les ofrece la posibilidad de estrenar su nueva vida haciendo “puenting” desde la plataforma: todo se puede personalizar al gusto del cliente.
Sus promotores defienden que incluso las personas que temen volar o tienen miedo a las alturas se sienten cómodas viviendo esta experiencia, porque no se asemeja a un vuelo o a la sensación que uno siente cuando se asoma al vacío desde un balcón.
“Cuando estás sentado estás más relajado que cuando lo ves desde afuera. Te sientes seguro y cuando empieza a subir no tienes miedo, sino emoción por lo que estás contemplado”, asegura la organizadora.
Incluso el impulsor del proyector, el griego Alexandros Papadópulos, cuenta Tosi, tenía miedo a las alturas, pero la primera vez que se subió a una plataforma en Bruselas “no tuvo ningún problema”.
La compañía permanecerá dos meses en el centro de Atenas, pero la intención del equipo es desplazarse después a otros emplazamientos del país como la ciudad de Salónica o “cerca del mar”, dice Tosi, que adelanta que entre sus próximos destinos podrían estar las islas de Mykonos y Santorini. EFE