Un dólar al día, 31 dólares mensuales. Eso ganamos los venezolanos oficialmente luego que se legalizara el mercado negro por encima de los 170 bolívares el billete verde. Una macro devaluación de nuestra moneda, la más alta en la historia de la nación.
Un golpe certero al bolsillo, conspirado y consumado con nombre propio: Simadi.
Un golpe que estaba avisado, que se unió al escándalo por denuncias internacionales que hablan de supuestas cuentas secretas en Suiza con dinero de la nación, a la escasez de alimentos y medicinas, y que además quieren tapar con un nuevo capítulo de la eterna novela: “El intento de Golpe de Estado contra el Gobierno nacional”.
El cuento de nunca acabar. Una cortina de humo que busca desviar la atención del marcado deterioro socioeconómico de Venezuela, enlodando a respetables e incansables luchadores de nuestra democracia.
Como si se tratara de un best- seller. Quizás sea un delirio. Lo cierto es que ya van 12 denuncias de un supuesto golpe contra la Revolución bonita de Nicolás Maduro, desde abril de 2013. Casi, casi una acusación por mes. Una novela cargada de falsedades.
La realidad es que estamos afrontando una de las crisis económicas más feroces de nuestra historia, producto de los regalos, la mala administración, el uso indebido de los dineros del Estado y la corrupción, y que los únicos responsables son usted y los enchufados de su gobierno.
No venga a intentar desviar la atención, y mucho menos a querer ensuciar el nombre de nuestros líderes. No fuimos nosotros precisamente los que hicimos uso de la fuerza para asaltar el palacio de Miraflores y la residencia presidencial aquel 4 de febrero de 1992, a las doce de la media noche.
No somos nosotros los provocadores, ni los oradores de violencia. Que le quede claro que con acusaciones y amenazas no cambiará la nefasta realidad que vive el país.
Del lado de la unidad estamos comprometidos con el progreso de Venezuela. Queremos un cambio constitucional, electoral y democrático. Necesitamos avanzar sobre los escombros de este desastre rojo para alcanzar la libertad y la igualdad que merecemos. Juntos lo estamos logrando.
¡Por Venezuela vale la pena seguir luchando!