La transición está en marcha, que nadie lo dude. La arbitraria y desmesurada detención del Alcalde Metropolitano, Antonio Ledezma, no es sino un elemento más de comprobación de que el régimen se encuentra en un estado paranoico, propio de quien está consciente que ha perdido las perspectivas de gobernar. La prueba de la conspiración aducida, el documento del 11 de febrero, publicado en el diario El Nacional, denominado “Acuerdo Nacional para la Transición” (adjunto), es a todas luces un disparate como argumento sedicioso. No hay sino que leer este texto para evidenciar la locura gubernamental, de ver en cualquier acto en pro de la democracia, una conspiración en ciernes. Anoche Maduro se burlaba diciendo que era un escrito no leído por nadie, bueno pues hoy será analizado por muchos. Si el régimen cree que poniendo preso a los políticos, cerrando los medios de comunicación adversos o mediatizando y amenazando a los neutrales, gana espacio político, se equivoca de medio a medio. Haber cerrado RCTV, haber puesto preso a López ahora, y a Capriles antes, haber mediatizado a Globovisión y a El Universal, no ha impedido su caída vertiginosa. Parece no ser un asunto de los otros, sino de las políticas erráticas y del desgaste del propio gobierno.
El cambio puede ocurrir de manera súbita y por ello hay que estar preparados; de tal forma que hay que trabajar ahora para que al momento de asumir el poder, no carezcamos de planes de acción de respuesta inmediata que aseguren un posicionamiento exitoso. Para los que piensan que planear ahora es un ejercicio fútil, que es como hacer castillos en el aire, y para quienes creen que este gobierno está sólido, abordar las actividades y tareas que debemos implementar a la hora de asumir el poder, es una necedad; sin embargo para quienes creemos que la transición está en marcha y cada día vemos como el gobierno se desmorona, ordenar el cambio tiene mucho sentido. En el ámbito particular del Desarrollo Urbano y la Vivienda, hay una serie amplia de acciones que hay que planear a la hora de que nos toque posicionarnos en el ejercicio del poder: no es solamente designar una comisión de enlace que seguramente no tendrá sentido por la caída intempestiva del régimen, asegurar que se preserven las instalaciones, realizar auditorías operativas y financieras, sino que pasa por tener debidamente diseñada la estructura organizativa que va a regir; buscar a las personas calificadas que puedan asumir los altos cargos así como los puestos estratégicos y clave; asegurar que la gerencia media se comprometa con la nueva gobernabilidad y no pueda sabotear la gestión; negociar con los sindicatos bajo nuevas premisas; neutralizar los elementos políticos que cobran sin trabajar para que cumplan una labor productiva; ganarse la confianza de los trabajadores gerenciando con apego a valores y descartando la exclusión política; exigir disciplina y rendimiento; lograr la normalidad operativa de la gestión, comenzar a aplicar los planes de mediano y largo plazo, darle continuidad a las obras previo aseguramiento que se hayan cumplido las normas de construcción, etc.
El Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda deberá mantenerse para asegurar que el tema tenga presencia activa en el gabinete presidencial, cosa que ocurre en los países exitosos en esta materia. Deben crearse órganos como el Banco de Tierras, el Organismo Financiero, el Instituto de Barrios y Vivienda Social, además de un órgano técnico independiente del poder ejecutivo que sirva de agencia nacional del desarrollo urbano. Las alcaldías serán las que compren, habiliten y vendan suelo para que promotores construyan viviendas masivamente. Se debe desde ahora, elaborar un manual que sirva de referencia a las alcaldías, que recoja en forma actualizada: elementos de variables urbanas fundamentales, referencias al trazado de poligonales urbanas, indicadores urbano-ambientales, metodologías para elaborar planes estratégicos de ciudades, planes de desarrollo urbano locales, planes especiales, etc.