A dos años del fallecimiento de Hugo Chávez, que se cumplen mañana, sus seguidores sienten que “hace más falta que nunca” en un país enfrentado políticamente que sufre una fuerte crisis económica y en el que las encuestas sitúan muy baja la popularidad de su sucesor, Nicolás Maduro.
El recuerdo del líder venezolano permanece intacto en las mentes de sus fieles adeptos en los barrios populares de Caracas, que se preparan para conmemorar mañana el segundo aniversario de la muerte del hombre que gobernó a Venezuela entre 1999 y 2013, año en que falleció a causa de un cáncer del que se desconocen aún los detalles.
“Chávez hace más falta que nunca”, dice a Efe Enrique Camariño, un pintor de 32 años, mientras prepara una pancarta con el rostro de Chávez en una zona popular chavista del centro de Caracas.
Camariño desliza su pincel sobre una tela en la que dibuja el rostro de Chávez, con su inconfundible boina roja de paracaidista, que pretende llevar hasta el Cuartel de la Montaña, un recinto militar ubicado en un barrio del oeste de Caracas, donde reposan los restos del “comandante eterno”, como le llaman sus fieles.
El artista asegura que, a dos años de la ausencia de Chávez, Venezuela “es un país confundido, un país con luchas internas, un país tratando de, quizás, pelearse entre ellos”.
Su fallecimiento, acaecido a pocas semanas de comenzar su cuarto mandato presidencial, obligó a convocar nuevas elecciones presidenciales, en las que Nicolás Maduro se impuso al candidato opositor, Henrique Capriles.
Tras ganar uno de los procesos electorales más apretados en la historia del país caribeño, Maduro comenzó a dirigir el Gobierno en la Venezuela sin Chávez, ante un escenario incierto y con el peso de la gran sombra de quien fuera su mentor político.
Según una encuesta de la empresa Datanalisis realizada entre finales de enero y principios de febrero de 2015, sólo un 27,3 por ciento de los venezolanos evaluaba positivamente la gestión de Maduro y un 51,3 por ciento de quienes decían apoyarle consideraba negativa la situación del país.
Aún así, muchos chavistas evitan criticar al nuevo presidente.
“(Maduro) lo está intentando, ha sido duro, no ha sido fácil. Su figura no puede suplantar a la de Chávez, pero está poniendo todo su empeño, está haciendo todo lo posible para que exista la paz”, comenta Milagros Jiménez, una educadora universitaria de 60 años.
El país atraviesa una fuerte crisis económica con altas tasas de inflación y escasez, además de una ralentización de la economía, que ha obligado al Gobierno venezolano a realizar recortes presupuestarios en medio de una fuerte caída de los precios del petróleo, recurso que supone el 90 por ciento de sus ingresos.
A ello se suma una crisis política agravada por el reciente encarcelamiento del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, acusado de estar vinculado con una tentativa golpista.
“Ahorita estoy viendo esto como mal, no es igual a cuando estaba el delegado (Chávez). Vemos las colas para comprar, la escasez, todo eso. El país era diferente”, opina Daisy Pérez, una comerciante de 38 años, en la entrada de uno de los edificios de la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV).
Éste ese un programa social de viviendas ideado por el fallecido presidente, del que se han construido hasta el momento 600.000.
Una de las beneficiadas por ese programa es Olga Medina, de 62 años, que se define como “fiel revolucionaria” y que trabaja de ascensorista en la torre donde vive, la residencia “El Gigante de la Patria”, construida por la GMVV en el centro de la capital venezolana.
“Nos hace demasiada falta, como él ninguno. El presidente actual hace lo que puede, pero en realidad hace mucha falta Chávez, lástima que un hombre como él se haya ido tan pronto”, sostiene Medina, que dice haber criado a sus hijos “entre pistolas, drogas y muerte”.
En las principales barriadas populares de Caracas la presencia de Chávez sigue siendo constante en pancartas, banderas, murales y diferentes distintivos alusivos al “comandante supremo”.
Para Pedro Herrera, un comerciante de 72 años, “cuando estaba el señor Chávez (vivo), sí se veía que se estaba haciendo algo por el país”, pero considera que con el “nuevo régimen” de Maduro la nación sudamericana “no está bien”.
Rubén Peña/EFE