Oswaldo Páez-Pumar: La degeneración

Oswaldo Páez-Pumar: La degeneración

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Hubiera querido poder resistir la tentación e ignorar lo expresado por Chaderton en la entrevista en el programa Zurda Konducta: “…las balas no distinguen entre una cabeza escuálida y la cabeza de un chavista…no hay diferencia salvo en el contenido… la bóveda craneana escuálida es hueca… la bala pasa más rápido… el sonido es como un chasquido… pero eso se sabe después que pasa”. Sonríe, casi llega a reír para celebrar su ingenio, pero refrena la sonrisa que esbozó, porque no encuentra en los entrevistadores eco. Son jóvenes adoctrinados, pero en sus rostros no se aprecia la degeneración.

Seguramente el usurpador cuyas intervenciones se limitan a insultar a quienes lo adversan y a justificar los actos de represión desmedida anunciando un magnicidio y un golpe de estado, habrá celebrado lo ingenioso de la defensa de los asesinatos. Él no necesita recurrir a esos eufemismos, él puede justificar lo actuado como defensa propia, aunque la legítima defensa no pueda invocarse cuando media injusta provocación. El usurpador desconoce esas menudencias, pero además juzga que al detentar el cargo puede hacer lo que le venga en gana y no lo que la ley ordena, para eso cuenta con el bufón.





El bufón sabe que no es así. Que quien gobierna debe sujetarse a la ley y que los que no lo hacen son dictadores. Sabe también que los dictadores son poderosos y sabe que él no vino al mundo para enfrentar a los poderosos, mucho menos si estos proveen generosamente a sus reclamos; y sabe que mientras más servil se muestre, puede la generosidad de los poderosos agradecidos incrementarse proporcionalmente a su grado de envilecimiento.

Sin embargo, el bufón no estuvo dispuesto a transitar la difícil ruta del envilecimiento que exige un esfuerzo, un sacrificio cotidiano que no siempre se ve compensado con lo que se recibe a cambio; y que desde luego es menos de lo que cree merecer. Por eso optó por la vía del salto y le debe resultar desagradable que en Venezuela se recuerde que “Fermín Toro no se prostituye”, porque el bufón si lo hace, quizá hasta en sentido propio. Y allí está el rey que le exige, cada vez que hay algo complicado, ahora es tu turno de probar que no tienes límites para degradarte. Anda bufón prueba que puedes seguir descendiendo.