Alexis Alzuru: ¿Ganará el Psuv o la oposición la Asamblea?

Alexis Alzuru: ¿Ganará el Psuv o la oposición la Asamblea?

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Las encuestas indican que el PSUV perderá las parlamentarias. Igual dicen que ni siquiera conservará los noventa y nueve diputados que tienen. Ahora bien, la oposición debería saber que de un momento a otro la realidad política puede modificar la verdad estadística. Sobre todo, debería reconocer que su victoria estará motorizada por la audacia que tengan sus voceros para impulsar hechos de alto impacto emocional, no por proyecciones de encuestas o procedimientos electorales. Por cierto, el PSUV celebrará un resultado que liquide la autonomía y capacidad de decisión de la Asamblea, no una mayoría que está inhabilitado para alcanzar.

La MUD estará obligada a conquistar la mayoría absoluta en la parlamentarias; no podrá exhibir como triunfo un incremento en el número de diputados. De allí que la selección de sus candidatos se haya convertido en una cuestión política, no de procedimiento. Sin embargo, hay quienes sostienen que el núcleo de la discusión sobre las candidaturas es de carácter metodológico. Quizás estiman que las primarias o el consenso garantizarán el voto masivo por los candidatos opositores; lo cual no parece una creencia razonable. De hecho, el entusiasmo que sus candidatos generen dependerá de que representen las expectativas de cambio que hay en la población, no de su participación en unas primarias o en algún arreglo entre partidos. La Asamblea se ganará por las emociones y las ideas que se posicionen, no por los procedimientos que se empleen para elegir a quienes aspiran a los curules.





Tal vez corresponde que la oposición llene de contenido político la discusión sobre sus candidatos. Esto es: que utilice la disputa por las postulaciones para promover los cambios que el pueblo le reclama. Después de todo, ¿a cuántos venezolanos les interesa que los directivos de siempre se cuenten en primarias o negocien sus postulaciones? ¿Cuántos independientes serán capturados por los que saltan de una candidatura a otra? ¿Qué impacto tendrá en el ánimo de los indecisos que algunos opositores que son percibidos como la antítesis de las transformaciones resulten impuestos por las maquinarias de sus partidos?

La sustitución del gobierno está condicionada por la renovación de la oposición. De allí que las primarias y los pactos partidistas no deberían servir para evadir las reformas que se necesitan en el bloque opositor. Por eso, la polémica sobre las candidaturas es una discusión política, no de procedimientos ni de métodos. Basta darse cuenta que la deliberación sobre algunos principios normativos pudiera convertir las primarias o el consenso en herramientas para comenzar por la oposición los cambios que se aguardan. Los principios de reelección y coherencia electoral podrían permitir que la problemática de las postulaciones se constituya en el epicentro de una verdadera transición política.

Discutir la reelección y la coherencia electoral de quienes aspiran a postularse despejaría el camino para diversificar y ampliar el liderazgo. Puesto que gracias al primer criterio se evitarían las candidaturas de dirigentes que hayan tenido una cantidad de períodos sucesivos en cargos de elección popular; mientras que con el segundo se excluirían las solicitudes de quienes habiendo sido electos diputados usaron su posición para optar a otros cargos de elección.

Con fuerzas equilibradas la próxima Asamblea será un parlamento anulado. De allí la importancia que tiene examinar con ojos políticos los criterios de los que se postularán por la oposición. Ganar los dos tercios de la Asamblea será posible con mensajes innovadores, no con procedimientos que al final podrían cerrar las puertas a la sustitución constitucional del gobierno. No es casualidad que el presidente haya declarado que sus candidatos serán jóvenes y mujeres. Alguien debió indicarle que en el escenario actual la promesa de cambio debe acompañarse con decisiones que movilicen los intereses de los seguidores. También debieron apuntarle que más de cuatro millones de jóvenes entre los 18 y 30 años y, nueve millones de mujeres votantes, tendrán mejor disposición a escuchar al que le invita a involucrarse directamente, que a quienes sólo le hablan de procedimientos, primarias y pactos partidistas.

Alexis Alzuru

@aaalzuru