Los periodistas españoles Javier Espinosa y Marc Marginedas relatan este domingo en sus respectivos periódicos su experiencia como rehenes en Siria de la organización terrorista Estado Islámico (EI) cuando se cumple un año de su liberación.
En una crónica en el diario “El Mundo” Espinosa habla del “odio enfermizo” contra Occidente que movía a sus captores, mientras que Marginedas relata los primeros días de su secuestro en un primer capitulo, publicado por El Periódico, donde trabaja desde hace años cubriendo guerras como Irak, Afganistán, Líbano, Siria y Sudán o el levantamiento tunecino que originó la primavera árabe.
Han decidido a narrar su experiencia como rehenes del Estado Islámico porque hasta ahora la vida de sus compañeros secuestrados, periodistas y cooperantes en su mayoría, estaba en juego.
Ahora, con varios de ellos sádicamente decapitados y el resto liberados, los reporteros rompen su silencio y desvela detalles de un cautiverio cruel, cargado de violencia, privaciones de todo tipo y situaciones extremas.
“¿Lo notas?…Está frío, ¿verdad? ¿Imaginabas el dolor que te produciría si te lo clavara? El primer golpe te cortaría las venas. La sangre se mezclaría con la saliva…”, son algunas de las frases que uno de los secuestradores, John “El Beatle”, le decía a Espinosa mientras le rozaba el cuello con un sable.
Por su parte, Marginedas recuerda que uno de los mandos regionales del EI le dijo: “tú has entrado dos veces anteriores en Siria y te ha salido bien; pero ahora te vamos a matar”.
Marginedas afirma que tuvo la impresión de que “más que en manos de las milicias extremistas”, se hallaba en un centro de detención adscrito a Damasco.
“Algunos de los individuos vinculados con mi captura hablaban como agentes dobles del régimen sirio”, explica Marginedas, aunque reconoce que este extremo es imposible de “demostrar”.
Espinosa revela que durante el cautiverio les decían que “todos los periodistas trabajáis con los servicios secretos. ¿Puedes probar que no eres un espía?” y recuerda que “escuchábamos las golpizas a otros reos, gritos desgarrados y ruidos de porras y cables” y las humillaciones a las que les sometían los yihadistas. EFE