En Venezuela estamos atravesando por una suerte de “período especial” tal como le pasó a Cuba, cuando con el apoyo de la URSS Fidel trató de implantar el comunismo en la isla.
Prestó Cuba incluso su territorio para que la URSS instalase en él misiles atómicos capaces de alcanzar prácticamente todas las ciudades norteamericanas, quizá con la sola excepción de Portland ubicada en el extremo noroeste de los EEUU.
Aquella crisis estuvo a punto de provocar en 1962 una tercera guerra mundial. Cuando el presidente Kennedy comprendió la gravedad de la situación, implantó un bloqueo a Cuba para que impedir que los grandes buques cargados de ojivas nucleares pudiesen seguir acercándose a la isla y desembargar su mortífera carga.
“La crisis de los misiles” mantuvo aterrorizada a la humanidad, mientras dos líderes -Kennedy y Kruschev- se batían en un duelo de voluntades.
Finalmente a apenas horas de que hubiese podido producirse un desenlace fatal, aquellos dos hombres llegaron a un conjunto de arreglos: Kruschev retiraría cohetes y misiles de Cuba a cambio de que EEUU se comprometiese a no invadir a la isla y a que algunos meses después retirase a su vez los cohetes ubicados en Turquía que constituían una amenaza para el territorio soviético.
Mientras aquello ocurría, Fidel ni siquiera fue consultado. Todavía existen documentales donde en furibundos discurso manifestaba su frustración por el hecho de que las dos potencias llegasen a un acuerdo a sus espaldas.
Años después, en buena medida como consecuencia de la caída de los precios del petróleo que se produjo a principios de la década de los ochenta, el sistema socialista soviético se vino a pique. El inmenso fracaso de su economía provocó la caída de la herrumbrosa Cortina de Hierro y el colapso de la propia Unión Soviética que tuvo lugar en 1991.
Comienza entonces en Cuba el llamado “período especial” durante el cual la isla, privada de la ayuda soviética y afectada -aunque en menor grado- por el embargo norteamericano enfrenta la brutal caída de su economía.
Ciertamente la economía de Cuba se contrajo en un 36% entre 1990 y 1993. No fue el embargo norteamericano la principal causa, ya que los productos que no le llegaban desde los EEUU igual los estaba recibiendo de Canadá, de Europa y de Latinoamérica. La verdadera causa de aquella inmensa crisis fue la disminución drástica de la ayuda soviética y las severas restricciones de hidrocarburos en forma de gasolina, dieses y otros combustibles derivados que hasta la fecha Cuba obtenía a través de la URSS.
Suena un poco cínico culpar al adversario al cual amenazas con misiles nucleares del inmenso fracaso que en realidad provocan tus propias políticas que llevaron a la degradación masiva de la economía cubana. Pero eso fue lo que hizo Fidel.
Los cubanos se vieron afectados por un severo racionamiento, una destrucción de su industria, una reformas de su sector agrícola que aplicada bajo la visión socialista terminó por destruirla y graves limitaciones en el sector de la salud.
Si a alguien podía atribuírsele la crisis era a Gorbachov, el líder soviético, que enfrentado al colapso de su país, de la órbita soviética y del sistema socialista que había demostrado su más rotundo fracaso, ya no se podía permitir el lujo de sostener la aventura caribeña de Kruschev, su antecesor.
Venezuela enfrenta por estos días una situación que se parece cada vez más al período especial cubano. También aquí fracasó rotundamente el sistema socialista que se quiso implantar en los últimos dieciséis años. El pueblo está comprendiendo cada vez más el engaños al cual fue sometido.
Tal como la caída de los precios del petróleo a principios de los 80 impactó en el colapso de la URSS, aquí el mismo fenómeno está provocando el desmoronamiento del llamado Socialismo del Siglo XXI. La escasez está llevando a un racionamiento electrónico, mucho más sofisticado que la famosa libreta de racionamiento cubana -con la implantación de captahuellas- cuyo objetivo final pudiera sugerir la posibilidad de un cruce entre los captahuellas del CNE y los de los expendios de alimentos. Quizá esa es la forma como los gobernantes intentan neutralizar la impresionante caída en sus niveles de popularidad.
Y por último, tal como Cuba culpó al embargo norteamericano del fracaso que en realidad acarrearon sus políticas socialistas, ahora nuestros gobernantes pretenden esconder su propio fracaso, culpando a los EEUU por las sanciones que se le aplican a título personal a unos presuntos violadores de DDHH y corruptos.
Me temo sin embargo que una Venezuela fracasada ya no le es útil a Cuba. Quizá, tal como Kennedy y Kruschev negociaron a espalda de Fidel, ahora pueda ser Cuba la que negocie con EEUU de espaldas a Maduro.
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@josetorohardy