Maduro cuando confronta a Obama y nos advierte lo que significa Estados Unidos para Venezuela, nunca señala los peligros que encarna su “revolución” para los venezolanos y para la integridad del país. Su manera de orientar la diplomacia, la economía, la evasión de sus responsabilidades ante la violación de los DDHH, su indiferencia ante la corrupción de su antecesor y la que se evidencia en su gobierno, desdice mucho de su amor por la gente, de su nacionalismo y patriotismo.
Ahora bien, cuando el presidente Barack Obama declara que Venezuela es una amenaza extraordinaria para la seguridad estadounidense, pareciera ser que se “equivoca”. Si hubiera dicho: El gobierno de Nicolás Maduro es una amenaza para EEUU, la cosa se hubiera entendido de otra manera. La verdadera declaración es rara. De manera cierta, en cuanto a su contenido, algo extraño hay en sus declaraciones y en las del Secretario de Estado John Kerry: “Si Petrocaribe llegara a caer debido a los acontecimientos en Venezuela, podríamos acabar con una grave crisis humanitaria en nuestra región.” Y, más nos lleva a dudar, las declaraciones dadas por el general John Kelly, jefe del Comando Sur: “No conozco a nadie que quisiera encargarse de ese desastre.” Al parecer, dan la sensación de que están cómodos con la actual administración “revolucionaria”. Venezuela no es una amenaza para el gobierno de EEUU. A Obama no le interesa un conflicto bélico con Venezuela. Menos ahora, cuando enfrenta al avance del Estado Islámico. EEUU, necesita una buena imagen en el mundo, en “su patio trasero” (Latinoamérica) y, por supuesto, depende de nuestro petróleo. Por otro lado, obviamente, Venezuela vive de petrodólares.
Las 70 invasiones armadas, directas y de hecho, realizadas por los Estados Unidos contra otros países, han sido cruentas y, en muchos casos, genocidas. Nadie, que tenga, al menos dos dedos de frente, pudiera añorar, invasión alguna en contra de su nación; menos alentar la ofensiva del país más poderoso del mundo. Los venezolanos, sin eludir la responsabilidad de defender a la patria de cualquier agresión extranjera, quieren que la revolución los deje vivir en paz y exigen, que se respeten los preceptos de la Constitución de 1999. Así mismo, demandan el cumplimiento de las libertades ciudadanas, que también tienen preeminencia, en organizaciones internacionales, de las que Venezuela es país signatario.
Nicolás Maduro se ha aprovechado de las declaraciones de Obama para evadir, estridente y olímpicamente, sus responsabilidades ante la crisis política, social y económica que sufre la población. Lo reiteramos, Maduro calla casi sepulcralmente, ante los desmanes de la actual corrupción y la de su extinto comandante mentor. Y lo peor, en materia de DDHH, se hace de la vista gorda. Por eso hay que recordar a aquella sentencia demoledora del pueblo que dice: “Quien calla otorga.” Y si otorga es culpable.
El extinto presidente Hugo Rafael Chávez Frías y el actual, Nicolás Maduro, pasarán a la historia como los gobiernos que más han comprometido, hacia el desastre, al futuro del país. De manera cierta, el desorden y desmantelamiento de su administración, son evidentes. La cifra de casi 237 mil millones de dólares de la deuda total actual, resulta ser, la más escandalosa de todos los tiempos y la madre de todas las madres de la corrupción de la vida republicana de Venezuela. Esto coloca al país y al gobierno de Maduro al borde del colapso. La “revolución”, en 16 años, sextuplicó la deuda que el país tenía en 1998. Y pensar que con ella se escandalizaban los actuales gobernantes y funcionarios. Por eso, este gobierno, ha sido y es más que una amenaza para Venezuela. Lo peor, Maduro, detrás de su estridencia contra los EEUU, esconde a la pantagruélica corrupción y al blanqueo de capitales que gira en más de 350 mil millones de dólares, que involucra a funcionarios y ministros que trabajaron durante el gobierno de Chávez y los que trabajan en su gobierno corrupcionario. Los siete funcionarios “inocentes” que defiende Maduro, son apenas el pico de los que están involucrados en “el ñemeo” y delitos de lesa humanidad.
Muchos voceros del gobierno han llegado a manifestar que la “revolución medra de los conflictos.” ¿Será por eso que no gobierna, deja campear a la corrupción y hostiliza? ¡Que equivocado están los gobiernos, que creen que pueden usar al poder para esconder la corrupción y los delitos de lesa humanidad bajo el terror, la manipulación y la mentira! ¿Quién dio y da al gobierno “revolucionario” de la República Bolivariana de Venezuela permiso para delinquir? El pueblo venezolano, ya lo expresa por todo el país: “La revolución es una amenaza para la paz, la estabilidad y el bienestar de la familia.”
Víctor Vielma Molina/[email protected]