Fernando Berendique Benavente, diplomático chileno, lamenta el silencio y la impunidad en torno al caso de su hija Karen. Los 12 funcionarios implicados esperan condena en una sede de la Brigada de Acciones Especiales (Baes) en Caracas, publica La Verdad.
Por José Antonio González / Maracaibo / [email protected]
La familia Berendique Betancourt tiene un vacío en casa que ni el más ostentoso lujo podrá ocuparlo. Hace 36 meses se esfumó, a la fuerza, la alegría del hogar, Karen Vanessa Berendique. La asesinaron quienes, al parecer, tienen derecho para matar: la Policía científica, durante una mala práctica policial. El caso sigue sin sentencia, los 12 funcionarios permanecen presos en Caracas.
El responsable de la casa, Fernando Berendique Benavente, padre de la verdadera víctima, abrió las puertas de su hogar. Sus manos aún tiemblan al rememorar aquel 16 de marzo de 2012, cuando a la más pequeña de la familia la mataron de un balazo en la cabeza.
Un perro, una mascota sin dueña, es el mayor bullicio de la morada. Las carcajadas se han ido, “su risa y su voz ya no están”, lamenta el cónsul honorario de Chile en Maracaibo. Tres fotografías retratan la belleza de una “princesa” que se marchó sin decir adiós, al abrir la puerta.
El diplomático habló sobre el proceso que llevan los tribunales competentes en torno al caso. “Van tres años, quizás cuántos más pasarán. Esperamos como familia que este año dicten la sentencia y termine esta pesadilla judicial. Nada de esto va a cambiar el hecho”.
“Quiero creer en la justicia venezolana… y confío en ella”. El diplomático indicó que su familia ha quedado desunida en tan solo un parpadear de ojos. “Perdimos a nuestra hija, al poco tiempo se nos fue Fernando (hijo), solo queda un silencio que aturde”. Esto “nos cambió la vida”.
Chávez “ha cumplido”
A raíz del tiroteo, el mundo inclinó su mirada a Venezuela. Chile reclamaba, una familia lloraba y el presidente de aquel entonces se manifestó ante el diplomático y su país natal. “Prometió llevar el caso lo más minucioso posible, con el mayor cuidado necesario y con el más alto y calificado personal. Pues han cumplido con su palabra”.
“Alejandro Méndez, fiscal nacional 39.° a cargo del caso, se ha mostrado capaz de resolverlo, de pronunciar una buena conclusión en torno a todo esto. Es una persona joven, pero muy bien preparada”.
La familia ha asumido desde entonces su seguridad, desde que prescindieron del resguardo de la Guardia Nacional en las inmediaciones de su casa. “Preferimos mantenernos aislados, al tanto de nuestras funciones. Tener militares a cada hora, más que seguridad nos da incomodidad. Nos sentimos agradecidos por el apoyo brindado por el Gobierno en ese aspecto”.
Recordar y aguantar
“Recuerdo cómo una semana antes de que todo esto pasara hablábamos en familia, a la hora de almuerzo, sobre cómo actuar en caso de un robo o un secuestro. Karen se mostró renuente ante la situación, dijo que prefería morir antes que vivir un secuestro”.
La “niña” de la casa poco salía sola, tenía su carro, pero “a las 8.00 de la noche ya no podía salir sola, esa era la orden. Esa noche mi hijo la llevaba a casa de su amigo José que cumplía años, mi hijo es muy diestro al volante y al verse encima un cañón que apuntaba a su frente prefirió dar marcha atrás, girar como todo un piloto y tratar de huir, pero una bala alcanzó a mi hija y el cuento… es ahora historia”.
Fernando tenía pocos días de haber regresado de Alemania, donde cumplió una jornada de desarrollo profesional. “Mi hijo se salvó, es un ángel en la Tierra. Dos balas atravesaron su cojín, justo donde reposaba su espalda, no me explico cómo pasaron y él no estaba allí, quizás cuando se giraba las balas pasaron cerca de su cuerpo sin herirlo”.
El barrio Teotiste de Gallegos, al que tanto temen muchos, salvó a su hijo. “Esa noche los policías se llevaron a mi hija en una patrulla después de tanto pedirles ayuda mi hijo. A él lo dejaron, la idea era matarlo y no dejar evidencia, pero una barriada que se mantiene en silencio salió al escuchar tantos gritos y tantas armas en su accionar desenfrenado. Para los policías, tanta gente mirándolos era imposible asesinarlo. Les debo la vida de mi hijo”
Fernando Berendique, hijo, ya no vive en el país. Se presentó en todas las audiencias pertinentes, en el sepelio de su “hermanita” y todos los procedimientos necesarios, “desde ese entonces mi hijo tuvo que irse, el miedo y las amenazas lo obligaron a irse”.
Es probable que se genere un cambio. El cónsul explicó que espera la sentencia y decidir si tiene “fuerzas para seguir recordando a mi hija dentro de estas paredes o empezar de nuevo en Chile”.
“Seguiremos recordando a nuestra hija como una niña entregada a sus estudios, amante de sus amigos, esa reina sin miedo que cuidaba a su mascota como a un hijo, simplemente era la alegría de un hogar que ahora vive en silencio”.
Los 12 implicados
El Ministerio Público logró privativa de libertad para los 12 funcionarios de la Policía científica, adscritos a las Brigadas de Robo de Vehículos y Homicidios. Al subcomisario Oswaldo Mendoza, el inspector Jedumar Alfaro, los subinspectores Jesús Puerta, Engenberth González, Osmel Galea, José Vega; y los agentes Jeferson Villalobos, Dinolkys Reyes, Fernando Urdaneta, Luis Bohórquez y Zayed Colmenares se les imputó por los delitos de homicidio calificado con alevosía, en perjuicio de Karen Berendique, y homicidio calificado con alevosía en grado de frustración, en relación con Fernando Berendique. También se le sumaron los delitos de uso indebido de arma de reglamento y quebrantamiento de pactos y convenios internacionales suscritos por la República.
Los 12 permanecen detenidos en Caracas, en una sede de la Brigada de Acciones Especiales (Baes). Podrían ser trasladados hasta Ramo Verde.
No hay rencor en contra de los imputados ni de la institución. Quiero creer en la justicia venezolana… y confío en ella”.
Fernando Berendique. Cónsul chileno