Habla la hermana del venezolano que murió en el accidente aéreo: Cuando lo llamo el teléfono repica

Habla la hermana del venezolano que murió en el accidente aéreo: Cuando lo llamo el teléfono repica

NolbertoAriza

Maryuri Ariza, hermana de uno de los dos venezolanos muertos en el accidente aéreo, relató a La Verdad su dolor y el de su familia. Nolberto Ariza nació en Maracaibo y creció en Trujillo. Desde hace siete años vivía en Paraguay con su esposa y sus dos hijos, así lo informó La Verdad

Por Leopoldo Márquez / Maracaibo / [email protected]





“Aunque ya me confirmaron que mi hermano se montó en el avión, yo siento que está vivo. Confío en que atienda mi próxima llamada. No dejo de marcarle ni de enviarle mensajes”. Maryuri cree que Nolberto Ariza volverá pronto. No acepta que murió. Le duele. Espera que le digan que todo es mentira y que su hermano mayor no es uno de los dos venezolanos que viajaba en el vuelo 9525 de la compañía alemana Germanwings, que se estrelló el pasado martes en los Alpes franceses. “Lo extraño es que cuando lo llamo el teléfono repica”.

Pese al anhelo de Maryuri de escuchar nuevamente a su hermano cantar las gaitas que tanto le gustaban, las autoridades de la empresa aérea corroboraron la tragedia: Nolberto partió a las 10.01 de la mañana del aeropuerto de El Prat (Barcelona, España) con destino a Düsseldorf (Alemania). Junto a él, su socio argentino Juan Armando Pomo y otro venezolano (de desconocida identidad), viajaban 142 pasajeros y seis tripulantes (dos pilotos y cuatro ayudantes de cabinas). Ninguno sobrevivió.

La última vez que Maryuri, de 26 años, habló con Nolberto estaba en Suiza. Fue cuatro días antes del accidente. “No sabía que iba a volar ese día. Pensé que seguía en Suiza porque no me había dicho nada. Él viajó a Europa con sus socios para una reunión de trabajo. Uno de ellos estaba con él y el otro se salvó porque adelantó su vuelo. Iban a Alemania para cerrar un negocio y regresar a Paraguay, donde vivía”.

El relato de la tragedia

Las muertes inesperadas duelen el doble. Son crueles y extremadamente difíciles de superar. Mucho más si -como a Maryuri- toca ser el portavoz del dolor y decirle a toda una familia que el avión donde viajaba su hermano -pilotado por un comandante con 10 años de experiencia y seis mil horas de vuelo- se rompió en 10 mil pedazos y que ni el más optimista de los rescatista tiene esperanza de que alguien haya quedado con vida.

Maryuri fue la primera persona de su familia que se enteró de la muerte de Nolberto. En conversación telefónica con La Verdad, rememoró el momento cuando un amigo de su hermano, que vive en Paraguay, se comunicó con ella por mensajes de texto y la empujó a la tristeza. “Ellos forman parte un grupo de venezolanos que viven allá y se reúnen todos los domingos o cada 15 días para compartir”.

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