Entrando al siglo XXI los venezolanos decidimos erróneamente contratarlo para que hundiera el país en los siguientes 16 años. Lamentablemente marchamos a contrapelo de los tiempos que presagiaban una modernidad con justicia social y calidad de vida. Y decidimos desbarrancarnos hacia el siglo XIX, y entregarle la conducción del país a una montonera atrasada impregnada de una altísima dosis de corrupción no conocida en nuestra historia republicana de 204 años.
El dato que nos ofrece el estudioso Dr. Carlos Canache Mata resulta espeluznante: de las 700 toneladas de cocaína que cada año se producen en el mundo, 300 pasan por Venezuela para diversos destinos. Esta penetración desaforada vino con los rojos. En los gobiernos democráticos hubo conciencia del daño irreversible que causa a la juventud la droga, y por ello se tejieron legislaciones, programas e instituciones para combatir este flagelo enemigo de la juventud que atenta contra el futuro del país.
El régimen obedeciendo al imperio Cubano situación que menoscaba la dignidad nacional, sacó a la DEA del país que cumplió bajo la tutela de nuestros organismos de seguridad, un rol efectivo para el combate del mal de la civilización.
Trucutú entregó nuestra soberanía política y económica a Cuba y hace de todo para arruinar la relación geopolítica estratégica que hemos sostenido con los Estados Unidos, nuestro principal socio comercial y con el cual hemos compartido especialmente desde los tiempos de los grandes presidentes Betancourt y Kennedy un mutuo compromiso por la libertad, la democracia y la autodeterminación de los pueblos.
Rechazamos el lenguaje patibulario de Maduro para insultar a un alcalde de clase mundial, reconocido y apreciado por su comunidad, como es Carlos Ocariz, increíble que lo llame bobolongo por cadena, pareciera que el que deriva su mandato del dedo del difunto no se mira al espejo cuando se afeita, rechazamos idéntico apelativo, por abusivo, para el primogénito que piensa imponer como candidato a diputado en un circuito de la Gran Caracas, sin mérito alguno.
La fiscal Harrington había pedido al aviador y mártir Rodolfo Gónzalez que acusara al Alcalde Meropolitano Antonio Ledezma. Aquí se comete otra arbitrariedad, pues no hay delito que pueda imputársele. Las acusaciones se basan en hechos falsos, pruebas manipuladas y en calificaciones jurídicas deleznables.
¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
@JulioCArreaza