Miles de venezolanos peregrinan para venerar al Nazareno de San Pablo

Miles de venezolanos peregrinan para venerar al Nazareno de San Pablo

Miles de venezolanos peregrinaron hoy en procesión por el centro de Caracas para venerar al Nazareno de San Pablo, una de las tradiciones más antiguas del país convertida en uno de los festejos religiosos más importantes de Venezuela durante la Semana Santa.

Los feligreses acudieron vestidos con túnicas moradas, caminando, descalzos e incluso de rodillas a la basílica de Santa Teresa, uno de los principales templos católicos de Venezuela, a pagar sus promesas al Nazareno, y también para hacer las nuevas peticiones.

“Es un gran designio de esperanza por nuestro querido país porque el pueblo expresa una gran fe al Dios que vino entre nosotros (…) Este pueblo es un milagro”, dijo a Efe el nuncio apostólico Aldo Giordano al inicio de la procesión de unos dos kilómetros.





Los actos comenzaron a la una de la madrugada con la primera de las dieciocho misas, una cada hora, que se celebraron en el templo, oficiadas por distintos sacerdotes.

Los feligreses abarrotaron las afueras del templo hasta el final de la tarde para acompañar en procesión al Nazareno de San Pablo, una imagen de 1,60 metros de altura y casi 80 kilos de peso.

La imagen de Jesús en madera policromada, vestido con una túnica de color violeta bordada con hilos de oro, y con los símbolos de la pasión y muerte, el cáliz, clavos, una corona de espinas y cargando una pesada cruz sobre su espalda.

La figura es cargada en hombros y colocada sobre una alfombra de 5.000 orquídeas cultivadas por sus feligreses.

La imagen del Nazareno llegó a Venezuela procedente de España a principios del siglo XVII y fue instalada inicialmente en la hoy desaparecida iglesia caraqueña de San Pablo, donde la tradición asegura que se produjo el primero de los “milagros” que se le atribuyen.

La Iglesia católica venezolana saca al Nazareno de San Pablo, imagen de creación española, sólo en la época de Semana Santa, excepto la vez que se sacó en 1669, cuando, según la tradición, una extraña epidemia, llamada “vómito negro”, azotó a la entonces pequeña población caraqueña, ocasionando decenas de muertes y otros tantos contagiados.

Los caraqueños imploraban al Nazareno de San Pablo, El Ermitaño -como le llamaban en esa época- el milagro de la cura de la epidemia y en medio de la procesión la imagen tropezó con un limonero, haciendo caer todos sus frutos, que fueron utilizados para hacer el jugo que erradicó la enfermedad.

A partir de ese momento, hace más de 350 años, el Nazareno de San Pablo es considerado el santo más milagroso de toda la historia venezolana, capaz de conceder cualquier tipo de peticiones hechas por sus adoradores. EFE