El comportamiento de las políticas económicas y sociales de los entes gubernamentales es desolador porque cada día hay menos recursos para las Misiones. Por ello, en el caso especificó de los habitantes de Maracaibo Oeste, la calidad de vida de la gente ha empeorado, la pobreza se agudiza y los muy cacareado “avances en inversión social” se están socavando. La mejor evidencia, cruda y palpable, son las colas interminables para comprar comida, medicina, repuestos para vehículos, baterías y el sufrimiento del pueblo, a quien se le castiga al obligarlo a realizar las interminables cadenas humanas al sol.
Hoy estamos peor que nunca, incluso cuando algunos tratan de comparar lo actual con los gobiernos de la democracia, anteriores a Chavez y Maduro. Los signos de la gravedad es que esos anteriormente chavistas están aceleradamente perdiendo la esperanza porque sienten que con Maduro no tienen futuro. Las perspectivas son malas y no hay manera de pensar que las cosas van a mejorar. Nos preguntamos en voz alta, ¿De qué nos sirvió el boom petrolero?, y la respuesta es: solo para enriquecer a unos pocos, a los boliburgueses quienes con su permanente saqueo nos dejan a más de 30 millones de venezolanos en un estado con altos niveles de pobreza, de inseguridad, escasez de alimentos, etc.
Este ambiente de incertidumbre es lo que incrementa aún más la inflación y afecta el poder adquisitivo del pueblo que hoy por hoy está verdaderamente pasando hambre, porque vale recalcar que el hambre ya apareció en los sectores populares como Maracaibo Oeste. Se eleva la percepción de abuso de poder sobre la población empobrecida y desesperada ante el deterioro de la familia por la caída del ingreso real y hay una incertidumbre porque el pueblo piensa que no tiene salida. La salida, sin embargo, es electoral, política para elegir a verdaderos parlamentarios, valientes que sean capaces de cambiar este estado de cosas, generando confianza a un pueblo afligido que nos pide a gritos, que pongamos el país en marcha.
Twitter: @joaquinchaparro.