La actividad petrolera que se realiza en el campo Stabroek, en la zona de litigio entre Venezuela y Guyana es inválida, de acuerdo a declaraciones de Aníbal Martínez, presidente del Frente Pro Desarrollo del Petróleo. Es una historia de viejos desencuentros mezclada con cuentas pendientes de la etapa bolivariana. Así lo escribe José Suárez Núnez en su portal Petrofinanzas
Algunos informes geológicos indican que en el área del Caribe donde está perforando el imponente taladro marítimo Deepwater Champiom existen grandes bolsones de hidrocarburos que están por descubrirse.
Deepwater Champiom, que cuenta con una tripulación de más de 220 personas y capacidad para perforar hasta 3 kilómetros de profundidad, fue contratado por la ExxonMobil y ahora lo comparte con Royal Dutch Shell que tiene 25% del proyecto.
Con la actual sobreoferta petrolera mundial, la pregunta es qué hacen juntos los dos colosos mundiales Exxon y Shell, en un yacimiento del campo Liza, ubicado en el centro del controversial bloque Stabroek, casi dándose la mano en una zona de litigio internacional entre Venezuela y Guyana.
Debe existir una válida percepción de colosales reservas de hidrocarburos, para llevar taladros a un sitio complicado por cuestiones geopolíticas.
¿Quién será el dueño del petróleo que buscan Exxon y Shell en la Guyana Esequiba, en caso de ser exitosos en la perforación en serio que ahora comienzan y a que tesorería le cancelarán los impuestos y regalías, si descubren crudos o gases comerciales?
O será un pase de factura de Exxon molesta con el actual gobierno de Venezuela por su tratamiento al obligarla a convertir en una empresa mixta su proyecto Cerro Negro, que no aceptó, y luego apoderarse del proyecto del campo La Ceiba, que ganó públicamente en la apertura petrolera de 1996, donde Exxon hizo fuertes desembolsos en un proyecto de riesgo y ganancias compartidas.
Exxon sigue un juicio contra Pdvsa ante el tribunal internacional del Ciadi, en Washington. Ademas, Exxon y Shell fueron socios durante más de 50 años antes de la nacionalización petrolera venezolana. Otras compañías también están interesadas en esa área caribeña, incluyendo la exitosa Pacific Rubiales, de capital canadiense, cuya alta gerencia es operada por la élite de la vieja Pdvsa.
El geólogo Aníbal Martínez, presidente del Comité Pro Defensa del Petróleo, dijo que todo lo que suceda allí en ese campo de Stabroek es inválido, aunque la canciller de Guyana haya nacido allí, en un área que Venezuela reclama desde 1899.
Martínez sostiene que allí comenzó una discusión que no ha terminado aún. La posición de Venezuela es la que presentó en 1966.
Los historiadores siempre dijeron que los ingleses, que ya empezaban a desmontar su imperio a principios del siglo 20, no resolvieron el litigio de sus fronteras con Venezuela en la zona de Guyana. Dejaron esa situación para que lo resolviera la nueva república que se instalaría, pero los ingleses le otorgaron a Guyana el status de miembro del Commonwealth británico. La situación quedó en un impasse, para que fuera un pleito entre los aborígenes suramericanos. En 1966 Guyana obtuvo su independencia.
Martinez agregó, que luego de una impugnación en las Naciones Unidas en 1962, y la firma del Acuerdo de Ginebra de 1966, en el cual Guyana e Inglaterra admitieron la existencia de un diferendo, hay muy poco que hablar y mucho que hacer.
Martínez insistió que el bloque Stabroek no sólo ocupa parte del área marítima correspondiente al área en reclamación, sino que es la fachada atlántica de Venezuela, frente a las costas del estado Delta Amacuro. Y recordó que el gobierno de Guyana otorgó en 1999 el bloque mencionado a la Exxon y también entregó a la empresa canadiense CGX el bloque Pomeroon, que ocasionó una contundente respuesta crítica del gobierno venezolano.
Martínez explicó que la “acción hostil” del gobierno guyanés significó la entrega de concesiones petroleras sobre 60% de la fachada atlántica de Venezuela en el pasado, y se repite nuevamente con las actividades de la nave Deepwater Champions.
Como referencia anecdótica, Martínez contó que el embajador de Estados Unidos en Georgetown, para esa fecha Roland Bullen, señaló en 2006 que la concesión en poder de Exxon en los lechos marinos, que está dentro de la zona en disputa, era potencialmente lucrativa pero la empresa estadounidense no ha intentado explotarla, para no poner en peligro su participación en los contratos en Venezuela. Se refería a los de la apertura petrolera de 1996.
Posteriormente, trascendieron declaraciones desde Colombia, Bogotá donde representantes de la empresa canadiense Pacific Rubiales, manifestaron sus intenciones de explotar áreas en Guyana, pero no se dieron detalles si era en territorio de las zonas en disputa.
Todo estaba normal y en calma, hasta que en octubre de 1999 se cambió radicalmente la situación con la oferta de Guyana de 130 000 km² de aguas marinas y submarinas en la Fachada Atlántica, en 4 bloques de concesiones para la búsqueda de hidrocarburos.
La línea perimetral de las parcelas, por el noroeste, la que más afecta a Venezuela, se viró al noreste y se continuó sobrepuesta por 110 km al límite Venezuela-Trinidad/Tobago. Del total ofrecido, 106 000 km² o sea 81,5% están dentro de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) Atlántica de Venezuela.
El Frente estimó el área aguas adentro del territorio nacional en 90 300 km² frente al estado Delta Amacuro y 68 000 km km² generado por la Guayana Esequiba, en total 175 800 km de patrimonio marino. Es de observar que la recta del perímetro SO-NE del bloque de “concesiones” ofrecidas por Guyana se internó peligrosamente en aguas venezolanas, reduciendo a un triángulo de 14 000 km² la superficie de nuestro margen atlántico.
El intento de Guyana de otorgar concesiones en 1999 fue sin dudas un acto hostil, dice Martínez, respecto a la soberanía venezolana en el Atlántico y sigue siendo con las nuevas acciones. Además, es un eventual impedimento para el desarrollo del Proyecto Plataforma Deltana.
El embajador de Guyana en Caracas emitió, en 2007, recuerda Martínez, unas bizarras declaraciones solicitando al presidente de Venezuela abandonar Guayana Esequiba y por ende la porción significativa de los recursos de gas natural en la Fachada Atlántica.