Los liderazgos populistas sino emergen como consecuencia a una formación política, estos son prisioneros de sus complejos sociales, salvo casos donde son determinados por la peculiaridad personal como ocurre en el Ecuador. En este sentido, los populismos emanan para un cambio de un sistema político corrupto que ha abandonado a las clases populares, por lo que surge un reivindicador con apoyo popular que lo transforma en un liderazgos indispensables casi mesiánico pero que terminan convirtiéndose en un regímenes peores al que sustituyeron, por cuanto sus complejos sociales afloran, se vuelven autoritarios y amantes del poder y harán todo, con tal y no perderlo. Terminan disfrutando de las mieles de la riquezas que antes denunciaban, se vuelven arbitrarios, despóticos y corruptos, por lo tanto, se van progresivamente distanciando de las bases sociales que los condujeron y a su vez manipulan, hasta que finalmente el pueblo decide un cambio, porque la fortuna de las circunstancias en el caso de Venezuela el aumento del petróleo y en el de Bolivia las materias primas cayeron y las dadivas, que son las que sostienen esos sistemas finiquitan y los pueblos terminan abriendo los ojos y buscando un cambio pero sobre todo libertad. Esto es lo que viene de ocurrir en la Bolivia de Evo Morales y comenzó el año pasado en la Venezuela de Maduro.
La Bolivia de Morales a diferencia de la Venezuela de Chavéz-Maduro que nos han conducido de retroceso hasta los principios del Siglo XX, ha tenido la habilidad de generar desarrollo y progreso en su país, ha sabido aprovechar las dadivas venezolanas y los altos precios de las materias primas para hacer inversión y generar nuevos puestos de trabajo dando impulso al sector privado, por lo tanto, el pueblo lo apoya. Las cifras hablan por sí solas: el PIB boliviano creció en el 2014 en un 5,2%, viniendo de 6,8% en el ejercicio anterior; la cuenta corriente presenta superávit de 3,3% del PIB y la deuda pública se situó en 32,6% en 2013. Según el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial la pobreza se ha reducido de 60% de la población en 2006 a 45% en 2011. Bolivia se ha convertido en uno de los principales proveedores de materia prima de China. Mantiene ingresos importantes provenientes de la explotación gasífera, a cargo de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, en donde a diferencia con Venezuela, no hay una marcada injerencia política en ella. Ha comenzado a dar concesiones al sector privado y se ha acordado con los empresarios de Santa Cruz, la región más rica del país suramericano. Como si todo esto fuera poco, ha ahorrado para los tiempos de vacas flacas 14.000 millones de dólares.
En lo político, Morales ha copiado el modelo bolivariano autocrático de confrontación y persecución a la disidencia, de expropiaciones, de control social y de los poderes públicos, ha seguido el mismo modelo chavista de deterioro de los valores democráticos y se dirige con su acción política a tratar de permanecer eternamente en el poder, lo que a su vez, ha degenerado en arbitrariedades, abusos de poder y una corrupción galopante que en cierta forma le da base de sustentación. Ha sido precisamente esta realidad la que comienza a fatigar al pueblo boliviano y que le ha permitido a la oposición en esta elecciones regionales, que la también aymara Soledad Chapetón, derrotará en el bastión más populoso e importante de electores del gobierno de Morales, El Alto, ciudad rebelde de Bolivia vecina de la Paz, protagonista de manifestaciones que hace una década derrotaron a dos presidentes y se convirtiera en la base de sustentación de Evo Morales. A pesar, de que Evo Morales hizo campaña y amenazó, al estilo de Chávez y Maduro, que no trabajaría con Soledad Chapeton si ganaba las elecciones, el pueblo voto por ella.
Estas elecciones regionales del pasado 29 de marzo dieron un empujón a la oposición fragmentada boliviana pues lograron quitarle al gobierno además de las Alcaldía de Alto y Cochabamba las gobernaciones de Beni y Tarija, y mantuvieron la Alcaldía de la Paz y la Alcaldía y la Gobernación de Santa Cruz, además forzado a una segunda vuelta a la gobernación de Beni. De las 10 ciudades principales, el gobierno obtuvo 3 Alcaldías. La lección más importante que debe asumir la oposición bolivariana es que la unidad política frente a estos regímenes es la única fuerza capaz de derrotarlos. Un gran avance que será consolidado si los intereses políticos pequeños de los liderazgos son superados por el interés nacional y de cambio que puede garantizar una alianza o unidad de partidos de la oposición.