La idea es dormir en la estrechez del asiento del avión sin romperse el cuello y sin chorrearse de mala manera en el pasajero de al lado. Siempre que no seas demasiado aprensivo como para meter la cara ahí, claro.
Si se utiliza junto con este accesorio para «esconderse» del resto de pasajeros del avión se consigue una experiencia surrealista completa.
De este modo el pasajero de delante no te romperá las rodillas al reclinar su asiento y en cambio te pegará con el respaldo de su asiento directamente en la cabeza, proporcionando una muerte menos dolorosa.
La invento es una patente de Boeing, lo cual no significa que necesariamente vayamos a verlo en acción. A este respecto, Boeing ni sabe ni contesta.
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