Si nos atenemos a la sucesión de realidades político sociales históricamente demostradas, aunque sean apenas compiladas con un mínimo de información, se constata, respecto a cualquier país de la tierra y en cualquiera de sus etapas de desarrollo histórico, que esas realidades se consagran sencillamente como UN HECHO, por ser emanadas del derecho que da la fuerza del dominante, y eso ocurre así desde los tiempos en que se pudo llevar el record escrito de esa sucesión de dominaciones y posesiones. Es por ello que nos convendría en Venezuela empezar a aterrizar en el mundo real, para abandonar las quimeras de distintos liderazgos políticos de la llamada oposición que basan sus posiciones en absolutos fetiches.
Va a ser muy difícil que dentro del mundillo de líderes “opositores” postizos endiosados por medios de comunicación que coexisten con el régimen, consigan algún ejemplo de proceder distinto. Sencillamente aborrecen el tema donde se aborde que pueda lograrse algo importante renunciando al uso de la fuerza, para imponer el sello de sus intereses, sobre todo cuando se trata de oponerse a un régimen sostenido por coerción, por imposición, por la fuerza.
Así ocurre desde los albores de la vida gregaria de los homínidos hasta nuestros días, pasando por la historia de ascenso y ocaso de todos los imperios, de todas las guerras humanas, así se nos mostró en las guerras mundiales, del siglo XX, en la llamada “guerra fría” que recién culminó con el derrumbe de la URSS donde solo movían los peones, sea el Vietcong, las FARC, o como el ejército castrista en las guerras africanas por cuenta de la URSS, en el conflicto de los Balcanes cuando estalló Federación Yugoeslava y hoy con el conflicto del Califato Islámico, o en la fronteras rusas con Ucrania, o hasta la nimia actividad, aunque importante para nosotros, de los colectivos de matones Bernal y Cilia que imponen su ley contra los competidores y que al propio tiempo tienen la misión de disuadir cualquier intento de rebeldes para desalojarles del poder que por supuesto acarrearía costos muy serios para ellos.
Es tan fuerte la demostración que puede hacerse, sobre que jamás hubo otro criterio que la guerra, la imposición, la exclusión del otro, la opresión y por supuesto la rebelión justificada como el derecho a quitarse de encima por la fuerza la opresión del contrario o del invasor etc, que me remito a quienes tengan duda a la lectura de cualquier libro o folleto o artículo que narre acontecimientos de la historia humana, donde todo conflicto registrará la marca indeleble de estar impregnados del derecho que se dieron los más fuertes para imponer su criterio.
Esto es tan válido que hay toda una literatura para tratar de disimular lo realmente ocurrido y colocarlo tras el velo que hace borrosos todos los procesos.
Mandela por ejemplo es ídolo por haber estado casi tres décadas preso, pero no se dice que su partido comunista, el “Congreso Nacional Africano”, hizo terrorismo muchos años obligados a responder al terror aún más desalmado de la minoría racista blanca que imponía la esclavitud del Apartheid segregacionista. Se oculta también que ese partido de Mandela enfrentó por medios violentísimo a fracciones rivales de otras organizaciones nacionalistas negras con las que finalmente pactaron. Pero lo que se dice es solo la parte “bonita” del asunto.
No ando en plan de apóstol de la violencia ni de su culto interesado. Solo estoy mostrando la irritación ante tanto fariseísmo de impostores que tras el velo de la “NO violencia” y las “Salidas Institucionales” sencillamente trafican con su capitulación ante el sistema de opresión por la fuerza que exhibe este régimen de oprobio madurista/diosdadista, heredero del pestilente castrismo en el que nos metió Chávez.
El mismo Maduro que financia las bandas paramilitares de Bernal, es quien apoya el gigantesco tráfico de drogas de las FARC alcahueteando la mafia de los narco-soles militares y gobernadores que al propio tiempo de “soleados” son los que albergan a los matones de las FARC con todas las facilidades portuarias y aeroportuarias, para el gran negocio chavista de los narcóticos, una vez que ya como botín no les alcanza ni PDVSA, a la casta de hampones de la boli-burguesía roja.
¿Puede concebirse mayor acto de violencia, contra toda una nación, que lo de estar sometida a una caterva de hampones que se visten de hipócritas pacifistas, cuando en realidad son radicales fanáticos que financian por ejemplo el terrorismo del medio oriente, con gigantescos recursos y facilidades para entrenarse y operar desde nuestro territorio contra Occidente y particularmente contra Israel y USA?
¿Cómo se explica que mientras más se deterioran los niveles de inseguridad personal y de bienes de los venezolanos, se siga diciendo que las soluciones de nuestra tragedia deben ser canalizadas por vía de unas tramposas elecciones, que renovarían a paniaguados del burdel político llamado Asamblea Nacional, que es solo una instancia de reparto del poder chavista con unos “mirones de palo” a los que sodomizan a cambio de un sueldo y alguna notoriedad marginal mendigada ante sus votantes?
Una vez más, lo importante a tomar en serio, es que quienes detentan el poder están allí por actos de fuerza, no solo física sino de coerción policial, militar, apabullamiento jurídico institucional, chantajes económicos, financieros, y como son, por ejemplo, los pestilentes fraudes electorales y las estafas judiciales impuestos mediante engaños, complicidades y respaldo de instituciones básicas como las FFAA, el Tribunal Supremo, la Fiscalía, el CNE y por supuesto el prostíbulo de la asamblea con su mandón de cachiporra al frente.
Otra cosa son las ficciones, las apariencias, las ideologías, los mitos con los que se maneja esa empresa de efecto colectivo llamado la política, que siempre dará la razón o vigencia de prevalencia al dominador, al astuto, al más apto para convencer con sus estafas ideológicas y por sobre todo al poseedor de los medios materiales, capaces de hacer la compra en efectivo, más aun en dólares CADIVI de los adversarios, o usando la intimidación y hasta la liquidación del espacio político y de la vida misma, de grupos o personas que obstruyan los planes del dominador, siéndole a veces suficiente la cárcel, el extrañamiento, el ostracismo de los contrarios, o su equivalente: imponérsele el silencio so pena de sufrir penalidades.
La conclusión es obvia: este gobierno de fuerza saldrá de nuestras vidas por un acto de fuerza y mientras eso no se comprenda, nos resulta inadmisible que este acto de fractura militar o insurreccional sea aguantado, diferido o se permita que sea desarticulado por el régimen y por sus adláteres de la oposición alcahueta, aunque no obstante ello, aclarémoslo de inmediato, no provoca una diminución de las contradicciones, porque lejos de amainarse acumulan una mayor carga explosiva.
Como soy de los que creo que mientras mayor sea la descomposición, más cerca estaremos de deber emplear los remedios más efectivos y radicales, ( Pérez Jiménez, Betancourt, Uribe Vélez, Fujimori, Pinochet) que son los únicos que garantizarían una reconstrucción a fondo del tejido económico social y el Estado mismo de la nación venezolana, la verdad que a diferencia de quienes les desmoraliza o desmoviliza la espera, yo entiendo esa espera o tardanza como una gran oportunidad para seleccionar los equipos humanos y el estudio de planes que garanticen el más profundo viraje para el que debemos estar preparados.
Una utilidad marginal y no por ello menos importante es que van quedando en el camino los proyectos de continuidad fraudulenta de populismos revestidos de socialdemocracia y de liderazgos fútiles, ideados por los viejos grupos económicos, muchos de los cuales “conchuparon” estos años confundidos con clanes bol- burgueses de grandes guisadores.
Hemos dicho que la MUD cae con este SU régimen chavista que la mimó, la protegió, la levantó a punta de insultos convenidos, pero amortiguados en dólares, y eso vale hasta para los candidatos presidenciales que nos estafaron, a unos más que a otros, para ser sinceros.
En cuanto a los jefes mafiosos de este régimen de quienes no podemos hacer la lista porque habría que calibrar el nivel del daño hecho y sobre todo el daño potencial como eventuales organizadores de la revancha terrorista contra el nuevo régimen, para preventivamente desde la primera hora del nuevo régimen, que deberá ser de facto por supuesto, les “mettre hors d’état de nuire” corolario policial francés, que quiere significar exactamente: “colocar en un estado que les haga incapaces de generar daño”
Ellos suponen quienes son, y suponen bien, a la medida de su pánico que les aferra al poder ilegal, porque salvo convertirse en “testigos protegidos” según la modalidad judicial de USA, aquí en Venezuela deberán pagar todo lo más caro que sea viable, el hecho de haber arruinado millones de vidas.
No voy a reivindicar la célebre frase “la violencia es la partera de la historia” sino únicamente hacérselo saber a tanto idiota cuyas prédicas pacifistas engañosas están descubiertas hace mucho, por trabajar por cuenta de los intereses del régimen ante quienes quieren que nos inclinemos. Seguiremos proclamando el derecho a la insurrección y a la lucha frontal desde los medios militares como indispensables, una vez más, en la hora presente. Tendremos razón si tenemos la fuerza, porque es con la fuerza que ellos han prevalecido, hasta que seamos capaces de desalojarlos POR LA FUERZA.