Una vez más, la solicitud hecha por Edda Goering –la ahijada de Adolf Hitler- al estado de Baviera ha sido rechazada. Así pues la hija del que fuera el comandante supremo de la “Luftwaffe” (Hermann Goering) no verá ni una moneda de la ingente fortuna que le requisaron a su padre tras el final de la Segunda Guerra Mundial y que lleva solicitando desde que cumplió la mayoría de edad.Reseñó abc.es
De esta forma, y tal y como afirma en su versión digital el diario «Daily Mail», se cierra un capítulo que lleva repitiéndose una y otra vez desde que Edda (ahora de 76 años) tuvo uso de razón y supo que la fortuna que su padre amasó durante el Tercer Reich le había sido requisada en 1948. Un dinero que el gobierno alemán se niga a devolverle afirmando que la expropiación fue totalmente legal.
La ahijada de Hitler
Para entender esta historia es necesario retroceder en el tiempo hasta junio de 1938, año en que vino al mundo la pequeña Edda. Hija de Hermann Goering, el orondo comandante supremo de la «Luftwaffe» (la fuerza aérea alemana), y de Emmy Sonnemann, la segunda esposa de este, pronto entendió lo que era vivir entre riquezas. Y no era para menos, pues –además de haber venido al mundo en una familia adinerada- la buena relación de su padre con Adolf Hitler hizo que este fuese su padrino y que la colmara de regalos.
La situación mejoró para esta niña cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial un año después. Y es que, durante aquella época llegaron hasta el cuartel de la «Luftwaffe» tanto miles de billetes como cientos de obras de arte (las cuales gustaban especialmente a su padre). Con ellas, su familia llenó sus cajas fuertes hasta los topes garantizándose así un futuro económico sin dificultades.
Sin embargo, todo cambió con la caída del Tercer Reich y la victoria de los aliados, pues el padre de Edda fue capturado y sometido a juicio en Nuremberg, donde se acabó suicidando antes de que le ahorcaran. El devenir no fue mejor para ella, pues a su familia le requisaron en 1948 todo el dinero amasado por Hermann. Riquezas que, desde entonces, trata de recuperar (o, al menos, parte de ellas).
A día de hoy, Edda sigue reclamando la restitución de sus activos (aunque no ha desvelado la cantidad total que reclama). A su vez, habla de su padre como un «hombre cariñoso» y se niega a criticarle por haber dado la orden de bombardear ciudades en las que vivían mujeres y niños o por colaborar con el sujeto que ideó la «solución final» (el asesinato indiscriminado de millones de judíos).