De acuerdo a sus propias palabras el mandatario venezolano había amenazado con anunciar todo un “revolcón económico” y lo que hizo fue anunciar un 30% de aumento salarial, sin olvidar a los militares -¿cuánto les ha aumentado desde que quedó en Miraflores?- en todas sus escalas y tabuladores. Sobre los años de retraso con el contrato colectivo de la administración pública, nada dijo. Sobre los reclamos de trabajadores del sector petrolero, menos.
Tampoco comentó sobre el bachaqueo que agrava el desabastecimiento para las familias y encarece los productos básicos, ni cómo piensa combatirlo. Ni una palabra sobre la inflación que desbarata el ingreso del venezolano. Nada con respecto al dólar y su valor inalcanzable, mucho menos sobre el manejo torpe que hace su Gobierno y empeora aún más la devastación del Bolívar. La escasez y la carestía no fueron ni tangencialmente mencionados, las reservas internacionales y su nivel en peligrosa caída no mereció ni siquiera una mentirita, la insuficiencia de las medicinas, la falta de productividad en la industria y el agro no cabían en su discurso porque, para empezar, la ha causado el mismo chavismo con su originalmente equivocado socialismo del siglo XXI, al cual sólo angustia la supervivencia de las pocas empresas que algo están produciendo a pesar de los obstáculos del mismo Gobierno, que ésa es la verdadera guerra económica que sufren los empresarios y generan el Presidente y sus ministros y que ahora –al parecer- se ha reducido al tema de la distribución y de allí el anuncio la instalación de los “Consejos Populares de Abastecimiento y Producción” en “todas las fábricas del país”.
La gran incertidumbre fue la muy rumorada expropiación de las empresas Polar, incluso se hicieron campañas a favor y en contra. Tan graves e insistentes fueron esos rumores que hasta su presidente, Lorenzo Mendoza, a pocas horas de celebrarse el Día del Trabajador se sintió en la necesidad de preparar una carta pública al Presidente Maduro, que unos interpretan y tildan de cobarde y adulante, y otros como muy seria y sensata. Me anoto en los que consideran que fue formal, prudente y juiciosa. Y quizás habría que agregar que también fue oportuna.
¿Por qué no dijo nada? ¿Qué paso? ¿Stop Habanero?
Con respecto a las medidas contra Polar, pareciera que las encuestas publicadas -horas antes- por Luis Vicente León donde claramente se evidencia la relación positiva en casi un 90% de simpatía e identificación histórica entre los venezolanos y Oso Polar, sin duda deben haber hecho reflexionar mucho al Presidente comandante obrero, a sus asesores endógenos y cubanos recomendándole la inconveniencia –al menos por ahora- de abstenerse en tomar alguna medida impopular contra la mayor empresa de alimentos. Sin embargo el presidente atino a decir al saludar a un grupo de trabajadores y les pidió “prepararse para los próximos desafíos” y aseguró que su Gobierno en los próximos días emprenderá acciones económicas de protección al pueblo.
En referencia al tan cacareado y anunciado “revolcón económico” da la impresión que en su visita a La Habana, Raúl y compañía deben haberlo considerado precipitado, imprudente e inoportuno y por ello, se notó al Presidente Maduro de mal humor, irritable, confundido, sin ofrecer salidas concretas a la crisis económica, concluyendo sus palabras de salutación -por cierto interrumpidas varias veces por trabajadores defraudados- sin pena ni gloria. Se agotó el discurso que ahora se torna más cansón, fastidioso, repetitivo y lleno de historietas y evocaciones del pasado cuando el comandante supremo estaba al frente de la revolución.
No obstante lo anterior, hay que ponerle mucho cuidado y atención a las palabras pronunciadas por la joven sindicalista que antecedió al Presidente y le entregó una serie de requerimientos y proposiciones con las que nuevamente Maduro alerto: “Tengo la ley habilitante lista para los próximos días y semanas asumir el compromiso que nos ha entregado esta trabajadora…”. Esa puede ser la mejor recomendación de Cuba, no digas nada tu y que sean los demás que te pidan y tu cumples los designios del pueblo. Porque en Venezuela el poder popular es quien manda, es lo que La Habana quiere que creamos.
El país sigue en la incertidumbre y no se ven posibilidades de cambio o rectificación. La inflación, escasez, desabastecimiento y especulación –porque la hay, y mucha- seguirán su camino sin que haya estrategia que la detenga. Venezuela vive momentos de tensión e indecisión, el liderazgo se agotó y perdió vigencia, algunos políticos desaprovecharon el sentido de la realidad, de la oportunidad y no dan con soluciones prácticas y reales. La crisis decantó proyectos individuales, utópicos e ilusorios y el ciudadano común -el de a pie-, espera que emerja un liderazgo serio, inteligente, decente y honesto que no anteponga sus intereses personales y partidistas al interés y conveniencia del ciudadano, de la sociedad y del país. Esa es la Venezuela que queremos. Esa es la Venezuela que la mayoría busca y desea. La otra, la de ahora, la de hoy, perdió validez.
@ArmandoMartini