La venezolana Adriana Sánchez Navarro habló en exclusiva con Versión Final sobre la dura vivencia que atravesó dentro y fuera de Katmandú tras experimentar las sacudidas de un terremoto de 7,9 grados en la escala de Richter que estremeció a Nepal el sábado 25 de abril. “No pude ayudar a nadie. No se podía, debía sobrevivir, tratar de salir del lugar de la tragedia, ver cómo dormir sin congelarme o sin que me cayera encima alguna pared”, se había lamentado en su Facebook una semana después de la tragedia.
Madre de dos hijos (hembra y varón) y abuela amantísima de dos nietas “a quienes adoro”, esta caraqueña narró el ‘terremoto’ que vivió después del sismo de Nepal, país en el que se encontraba hacía 15 días. “Cuando comenzó a temblar yo me estaba bajando de un autobús para comer algo. Venía de Pokhara, donde hice el trekking hasta el Annapurna Base Camp del Himalaya”.
“Como yo viajo sola, en ese momento me encontraba sin compañía. No recibí ayuda de nadie y salí por mis propios medios de en medio de las ruinas en las que quedé. Allí no había rescatistas de ningún tipo. Pero como pude yo traté y superé la situación”, narró a Versión Final.
Sánchez, quien es una ‘viajera’ de profesión y escritora, expresó que tras el terremoto, comenzó a experimentar otra catástrofe, tal vez con más grados de dificultad en lo personal que los 7,9 del temblor que destruyó a Nepal. “Estuve tres días entre las víctimas. Me compré un chocolate grande para comer y lo rendí para esos días. Una noche pasaron dos jóvenes por un lugar donde intentaba dormir y ellos me dieron agua y galletas de naranja”. Eso era lo único que tenía su estómago además del chocolate.
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