Afectados por el alto costo de la vida y sueldos que no cubren las necesidades básicas del núcleo familiar, trabajadores de la frontera venezolana de distintos ramos, incluyendo el de la construcción, están migrando hacia el vecino país en busca de mejores salarios o bien hacia otras actividades que producen mayor beneficio económico como el “mototaxismo”. Así lo reseña lanacion.com.ve / José G. Hernández
El secretario del Sindicato de la Construcción en el municipio Bolívar, Eloy Arturo Marciales, dice que la situación es difícil para toda la clase trabajadora de la frontera, no solo para los trabajadores de la construcción, sino también para los de otros ramos como el calzado, la marroquinería, tabaco, yeso, alfarería, plástico, metalmecánico y otros que hasta hace poco fueron prósperos, pero que hoy día se ven seriamente afectados por el tema de la disparidad cambiaria, el contrabando, la escasez de materia prima e insumos, la excesiva importación de productos chinos, entre otros factores adversos.
En la industria de la construcción, Marciales señala que desde el 1° de mayo de 2015 hay un incremento de 15 por ciento en el tabulador de oficios y salarios, según la cláusula 41 del Contrato colectivo vigente, Resolución 8.267, publicada en Gaceta Oficial número 40.161 del 7 de mayo de 2013. Con ese aumento se completa el 30 por ciento acordado entre las partes. Los obreros pasan a ganar 319,47 bolívares diarios, los ayudantes Bs. 342,14, los oficiales llámese albañiles, plomeros, cabilleros, carpinteros, entre otros, 429,07 bolívares; el maestro de obra 547,28 bolívares.
No obstante, sostiene que aún con ese ajuste, el salario de los trabajadores de la construcción resulta insuficiente para cubrir los gastos de la cesta básica en la frontera venezolana, donde la inflación es aún mayor que en el resto del país. El dirigente sindical dice que para cubrir ese gasto en una familia de cuatro personas en promedio, se requiere de cuatro salarios mínimos, de ahí que se han creado nuevas figuras de pago entre empleadores y trabajadores, como el denominado “salario integral”, el cual alcanza los 5200 bolívares semanales para un ayudante, y Bs. 6800 para oficiales, más una semana por mes como prestación; o pagos por tarea, metro u otros tipos de contrato.
Estos modos de pago están siendo asumidos por muchos trabajadores, pero sin gozar de otros beneficios establecidos en la ley como dotaciones, incorporación al IVSS, cumplimiento de las garantías establecidas en la Ley Orgánica de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo, entre otras normas, lo cual va en detrimento de la salud y el futuro del trabajador.
Se van temporalmente al vecino país
El sindicato estima que en la masa laboral de la construcción del municipio Bolívar hay alrededor de 2 mil hombres, pero cada vez se conocen más casos de trabajadores que se van temporalmente a efectuar labores de construcción en el Departamento Norte de Santander, Colombia, pues debido a la disparidad cambiaria entre el bolívar y el peso, los salarios que allí perciben se convierten en un atractivo. Un obrero ayudante se puede ganar 150 mil pesos semanales, mientras que el oficial de construcción percibe hasta 250 mil pesos, que al cambio actual representan 15 mil y 25 mil bolívares respectivamente, montos muy superiores a los que ganan en Venezuela. No obstante, laborando en el extranjero los trabajadores de la construcción no perciben otro beneficio además del económico.
Marciales indica que otro modo de migración que se está observando en la población laboral de la frontera venezolana, es el cambio de ocupación, por diversas razones. Trabajadores calificados de la misma construcción, calzado, cuero, plástico, alfareros, yeseros, fabricantes de tabaco, confección, incluso del sector comercio, han migrado hacia el mototaxismo u otras actividades informales propias de la frontera, motivados por la rentabilidad que deriva del fenómeno de la disparidad cambiaria. Esta migración de trabajadores también se ha visto impulsada por la falta de materias primas, materiales e insumos para las diferentes industrias, e igualmente por la difícil competencia que genera la importación de productos chinos.
Sin dolientes
El dirigente sindical sostiene que la mayoría de los problemas que afectan tanto a los trabajadores como la industria de la frontera, se presenta porque “no hay dolientes ni políticas claras bien sea a nivel de los gobiernos municipal, regional o nacional, los cuales están raspados en la materia de construcción de obras de interés social”.
Asimismo, reitera que para la masa laboral “es de suma importancia organizarse en procura de construir la plataforma que permita la conquista de sus propios espacios y con ello consolidar nuestros propios beneficios, y entender que nosotros los trabajadores, independientemente del arte u oficio, sexo, social, credo, religión y doctrina política, absolutamente todos somos de vital importancia para mover el aparato productivo de nuestro país”.