La eurozona y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han rebajado de nuevo en las últimas 24 horas las expectativas del Gobierno griego de hallar un acuerdo rápido o parcial con sus acreedores, pese a los intentos del primer ministro, Alexis Tsipras, de apelar a su sentido de comprensión y compromiso.
De nada ha servido que Tsipras haya elevado en Riga -en los márgenes de la cumbre de la Asociación Oriental- al más alto nivel político sus argumentos sobre las líneas rojas que aún impiden un acuerdo. A Grecia le preocupa además la línea más dura del FMI en las negociaciones.
Más allá de la oferta de seguir en contacto y de ayudar a aclarar preguntas que puedan surgir, la reunión trilateral entre Tsipras, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, no ha aliviado la presión sobre Atenas.
Desde Bruselas se ve en estos encuentros una oportunidad para transmitir a Tsipras “una y otra vez” que debe presentar propuestas que conduzcan a un acuerdo global basado en una lista de reformas creíble, y se apunta a que el trabajo no se hace a nivel político, sino técnico, en el llamado Grupo de Bruselas.
Éste continuará durante los próximos días intentando lograr más progresos entre Grecia y la CE, el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI que permitan un pacto a nivel técnico primero y después en el Eurogrupo para poder liberar los 7.200 millones de euros pendientes en el segundo rescate.
El Gobierno griego confía en un acuerdo en los “próximos diez días” porque considera que se dan “todas las condiciones para que así sea”, pero la CE, el FMI y algunos de los líderes, como ocurre con Merkel, han insistido en las últimas 24 horas que aún queda trabajo “muy intenso” por delante.
Fuentes de la eurozona han indicado a Efe que “es muy optimista” contemplar un acuerdo para principios de junio. “No estamos cerca de un acuerdo en estos momentos”, recalcaron.
Atenas no quiere aceptar recortes salariales y de pensiones y pretende restablecer la negociación colectiva.
Hay aún diferencias con los acreedores sobre la reforma del régimen del IVA, y también las cuestiones del superávit primario y de la sostenibilidad de la deuda sobrevuelan las negociaciones.
En apenas seis semanas vence la prórroga de cuatro meses que los acreedores concedieron a Grecia para llegar a un acuerdo, y de momento una nueva ampliación del segundo rescate “no está sobre la mesa”, afirmaron las fuentes consultadas.
El FMI ha estado sopesando si retener su parte de 3.600 millones de euros que le corresponden desembolsar a Atenas, según ha relatado el diario “Financial Times”.
El ministro griego de Finanzas, Yanis Varufakis, reconoció en el último Eurogrupo del pasado día 11 que las arcas públicas están casi vacías, al afirmar que el país necesitaba un acuerdo “en un par de semanas” ante los problemas de liquidez.
Estas dos semanas vencen el 25 de mayo.
Grecia hasta ahora ha podido hacer frente a sus pagos de salarios y pensiones, así como al FMI, pero la cantidad a reembolsar a esa entidad financiera internacional aumenta el próximo mes.
El 5 de junio vence un crédito de 300 millones, que es solo uno de los pagos que tiene que efectuar Grecia por un total de 1.500 millones de euros al FMI.
Uno de los portavoces parlamentarios del gubernamental partido izquierdista Syriza ha dicho que Grecia no dispondrá de recursos para afrontar esta obligación si no llega a un acuerdo con sus acreedores, pero en Bruselas se recuerda que Atenas lleva alertando de un posible impago desde hace meses.
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, rechazó también el viernes cualquier perspectiva de un desembolso parcial del dinero que queda en el segundo rescate y que permitiría al país permanecer solvente hasta el otoño.
“Tiene que haber un enfoque global, no un trabajo rápido y sucio”, dijo en un acto en Río de Janeiro según el diario británico “The Telegraph”.
La posibilidad de que el FMI se descuelgue, sin embargo, no es aceptable para la eurozona, donde algunos países temen que no podrían recabar el apoyo parlamentario a un acuerdo griego sin la participación del Fondo.
Merkel dejó claro el viernes en Riga que no cabe una solución sin el FMI: “Está claro que hay que seguir trabajando con las tres instituciones”, al tiempo que subrayó que “el acuerdo debe ser con las tres instituciones”.
El BCE, por su parte, sigue aportando liquidez urgente a la banca griega, pero hace oídos sordos a la petición del Gobierno para que la entidad monetaria de la eurozona eleve el techo de emisión de letras del Tesoro.
EFE