Casi en el límite con Cantabria, en la provincia de Burgos hay un pueblo curioso por dos motivos: primero por su emplazamiento en medio de un paisaje kárstico que lo envuelve con formaciones de roca de formas caprichosas. Pero quizás más llamativo es el accidentado curso de agua que atraviesa el pueblo. Un pequeño arroyo que nace en lo alto de la formación y por encima de las casas, atraviesa Orbaneja del Castillo dando varios saltos hasta caer al río Ebro en una última caída de 25 metros de altura.
El torrente de agua surge en la cueva del Agua, a pocos metros por encima de las casas. Y al caer al Ebro, lo hace dividiéndose en múltiples cascadas sobre rocas con musgo. Es otro de los sitios no tan conocidos de España que merecen apuntarse.
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