Doce años ya transcurrieron y seis sistemas cambiaros se instauraron en el país con la misión de acabar con los desequilibrios producto de la compra y venta de divisas. Hoy, la economía local se mueve en tres tasas: 6,30; 12,00 y 199 Bs./$ y de boca de los propios expertos el mecanismo lejos de ser efectivo y dar resultados favorables, ya “colapsó” y dio “todo lo que tenía que dar”, publica Panorama.
Luego del conocido “paro petrolero” de 2002, la nación transitó por un solo tipo de cambio que manejaba Cadivi (2003), luego vinieron dos tasas que posteriormente pasaron a tres con el Sitme, y después se unificaron. Se llegó el Sicad I y II para finalmente pasar a otras tres distintas y aún vigentes: Cencoex, Sicad y Simadi.
Este último sistema, con apenas cuatro meses en funcionamiento, según los economistas, no ha dado los resultados esperados: acabar con el mercado paralelo, satisfacer la alta demanda de billetes verdes —calculado en unos 100 millones de dólares por día— y dinamizar las finanzas del país.
Desde el oficialismo, el Gobierno defiende el actual mecanismo cambiario como único medio para frenar la exhorbitante fuga de divisas. Cálculos propios del grupo Marea Socialista y de Ecoanalítica indican que entre el período 1998-2013 salieron del país, por distintas vías (raspa-cupos, empresas de maletín, entre otras) entre 150.000 y 210.000 millones de dólares.
El economista e Investigador del Centro Internacional Miranda (CIM), Víctor Álvarez, apunta que “el anclaje cambiario arruinó la economía” y el “empeño por mantener durante largos años tasas de cambio artificialmente bajas estimuló toda clase de importaciones que arruinaron la producción nacional. Con una tasa de cambio sobrevaluada, las exportaciones no petroleras perdieron competitividad internacional”.
“La clave está en abandonar el nefasto régimen de cambios múltiples (…) es hora de erradicar estos incentivos perversos unificando las diferentes tasas de cambio a un nivel que exprese la verdadera productividad del aparato productivo nacional. Esto se traducirá en un verdadero estímulo cambiario para sustituir importaciones”, sugiere el experto.
En esto también coincide el presidente de Datanálisis, Luis Vicente León. A juicio del experto, la existencia de tres tipos de cambio “ya dio lo suficiente. El problema fundamental de la economía venezolana es actual control de cambio y de precios”, luego agrega que “el país debe avanzar hacía la unificación” de las tasas.
En otra de las consideraciones que coinciden los analistas es en que el actual sistema no se puede desmontar de golpe, sino poco a poco para lograr una estabilidad financiera.
Alexander González, economista y analista, opina que “la dirección que se debe tomar es ir desmontando el actual control de cambio e ir direccionándolo a dos, en un principio, y luego a una sola tasa que sea competitiva. Es lo más sano y sensato (…) pero antes de darse ese proceso primero se tiene que controlar la alta escalada inflacionaria, aumentar la productividad y estabilizar los niveles de liquidez”.
“El actual mecanismo no ha sido el más adecuado para la economía. Es irreal e insostenible mantener una tasa a 6,30 que genera muchas distorsiones o una tan alta y sobre los 300 Bs.$ como lo es el paralelo”, opinó González.
En esto coincide también el economista y docente Roberto Salcedo. “La clave está en la simplificación. Ya pasamos por el Sitme, Sicad, Cencoex, Simadi y los resultados han sido pobres. El principal problema ha sido el tema de accesibilidad a las divisas por parte de los ciudadanos y los empresarios, el de la dependencia a los dólares y la poca productividad. No se ha desarrollado un modelo alterno a las exportaciones petroleras y tampoco vemos empresarios dispuestos a producir dólares para el país”, sostiene Salcedo.